Una investigación que se está llevando a cabo en el Instituto de Investigación del Georgia Tech (GTRI) podría hacer posible que los grandes aviones de pasajeros, que hoy requieren pistas amplias para despegar y aterrizar, puedan hacerlo en pistas pequeñas, ascendiendo y descendiendo en ángulos más pronunciados que los actuales, y que además se reduzca el ruido que esos aviones emiten y que tanto suele molestar a la gente que vive cerca de aeropuertos.
Los aviones capaces de tales despegues y aterrizajes, de la clase denominada CESTOL, podrían por tanto usar las pistas de aeropuertos mucho más pequeños, permitiendo que el servicio de los grandes aviones de pasajeros se expandiera hacia muchos otros lugares.
Hacer posible que estos aviones despeguen y aterricen en pistas más pequeñas es un objetivo de muchos diseñadores de aeronaves, y ya existen varios métodos en desarrollo. La investigación del GTRI puede dar como resultado un avión CESTOL comparable a un Boeing 737 por su tamaño y por su capacidad para transportar a un centenar de pasajeros a una velocidad de crucero de casi mil kilómetros por hora.
Para aterrizar o despegar en una pista corta, un avión necesita poder volar muy despacio cuando está cerca de la pista de aterrizaje. Y hacia ese objetivo está trabajando el equipo de Robert J. Englar, ingeniero al frente del proyecto del GTRI.
El trabajo es parte de un programa de cuatro años de la NASA, financiado por ésta, dirigido desde la Universidad Estatal Politécnica de California, y en el que interviene el GTRI. Éste está a cargo de la parte principal del diseño aerodinámico y acústico, y también se ocupa de preparar modelos a gran escala que serán usados en pruebas dentro de un túnel de viento.
En el corazón del diseño del GTRI, está una tecnología que permite lanzar chorros de aire a alta velocidad sobre la superficie de las alas durante el despegue y el aterrizaje, creando una enorme capacidad de sustentación en el aire, que permite volar a poca velocidad durante los momentos críticos del despegue y del aterrizaje.
Fuente: Noticias de la ciencia.