Ante los ataques a Daniel Zamudio, y su muerte confirmada el día de ayer, el Arzobispo de La Serena, Manuel Donoso, se dirigió a la población chilena mediante una carta, donde enfatiza que a los homosexuales hay que tratarlos como personas, e hizo un llamado a que “reconozcamos a todas las “personas” sus derechos”.
Estimados Amigos:
Chile se ha visto conmovido por la golpiza dada al joven Daniel Zamudio (y su posterior muerte) al parecer por un grupo de tendencia neonazi y por ser él homosexual.
¿Qué pensar como cristianos de este hecho?.
En primer lugar la palabra de Jesucristo es muy clara: “no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti”. Es lo mínimo del mandamiento del amor que Jesucristo detalladamente enseñó. Enseguida nos dice: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Esto significa que tú no te harás a ti mismo las cosas que puedes hacer a otro. En tercer lugar Jesús nos dice que el Dios Padre de todos quiere que nosotros tengamos un amor parecido al de Jesucristo hacia todas las “personas”, es decir, un amor que lleve a respetar y no sólo a respetar, sino que ayudar a cada “persona”, a crecer, a ser una persona plenamente y reconocer los dones que ella tiene. En la parábola del Samaritano, nos dice que éste es el prójimo del hombre asaltado y golpeado, porque se detuvo y lo auxilió en todo.
La Iglesia tiene una enseñanza sobre la homosexualidad en que primero que nada trata de las “personas” homosexuales.
Las “personas” homosexuales son ante todo personas y por lo tanto a ellas se dirige el amor de Dios, a ellas las quiere el Señor, las quiere crecidas, las quiere que se desarrollen como “personas”, como profesionales, como ciudadanos del mundo y que tengan todos sus derechos respetados y que sean respetuosas de sus deberes. Esta es la enseñanza respecto de la calidad de “personas”, que tiene todo ser humano; caer en racismos, en dar el privilegio a una persona porque es rica y dejar de lado a un pobre, en dar el privilegio a una persona por ser de una raza y no de otra, en dar el privilegio a una persona porque tiene tales ideas y otro tiene otras, es directamente contra lo que enseña Jesús. Nosotros debemos educarnos para hacer que nuestro mundo sea mejor. Yo he pedido al Señor por este joven Daniel Zamudio, en la eucaristía, he pedido por su familia y me parece que es estremecedor que en Chile lleguemos a estos niveles de violencia y segregación.
Queridos amigos estamos en tiempo de la Misión. Reconozcamos a todas las “personas” sus derechos, y trabajemos por ellos, como nos dice en esa frase ya tan conocida el Papa Juan Pablo II en el “Catecismo de la Doctrina Social de la Iglesia”: todos son nuestros “compañeros de viaje” y con ellos tenemos que compartir y a ellos tenemos que respetar.
Muchas gracias,
Manuel Donoso D.
Arzobispo de La Serena