Por: Claudia Acevedo, Bióloga, Tierra del Sol Consultores.
Vivimos en la actualidad en todo el mundo, un fenómeno de cambio climático que está generando en ciertos países grandes tormentas e inundaciones, y graves sequías y hambrunas en otras zonas.
En relación a este segundo punto, es que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó en el año 1994, el 17 de Junio como el “Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía” con el fin de fomentar la conciencia pública sobre el tema y generar instancias de ayuda a los países afectados por graves sequías y que avanzan hacia una desertificación.
Todo esto nos hace preguntarnos ¿Qué pasa con esta lucha en nuestro país? En Chile, han sido declaradas más de cien comunas como zonas de emergencia agrícola en lo que va del año 2012, siendo el norte del país, cada año, el más afectado. Dentro de las regiones con mayor escasez hídrica se encuentra la Región de Atacama, donde la Provincia de Copiapó es la más afectada. Esta escasez se ha visto intensificada por la creciente expansión minera y la falta de un plan continuo para el manejo del recurso agua. Sin embargo, el problema de la falta de este elemento no es algo que nos aflige sólo hoy, se ha extendido por años y va en preocupante aumento. Es por esta razón que necesitamos hacer algo al respecto “con urgencia”, tanto las autoridades, implementando medidas de prevención y manejando el problema actual, así como cada ciudadano contribuyendo al cuidado diario de este vital y tan escaso recurso.
Es importante entender que la sequía genera un problema aún mayor a nivel económico, donde el precio de los alimentos y el agua seguirán en aumento, y junto a esto produce desertificación, que no sólo es el avance de los desiertos sino que abarca algo mucho más complejo, un proceso de degradación en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente su potencial de producción.
Este proceso de desertificación, según diversos estudios, está cada año avanzando más hacia el sur del país, estimándose que para el 2040, la zona central pierda la vegetación característica que hoy posee para formar parte de la Región del Desierto, con gran parte de la zona norte y centro con un desierto absoluto. Esto nos indica que todos los chilenos, sin excepción, nos vemos afectados por esta situación que puede ser tan decisiva para nuestra supervivencia.
Frente a esta panorámica de nuestra realidad, es que se debe trabajar en conjunto generando instancias de educación, diálogo, y por sobre todo, acuerdos y políticas claras a mediano y largo plazo, que permitan enfrentar no sólo esta sequía que hoy vivimos, sino también las que vendrán, confiando que con un plan claro se podrá ganar esta lucha y se seguirá asegurando el suministro de agua a toda la comunidad.