Uno de los animales más extraños del mundo, un pez que vive buena parte de su vida fuera del agua, y que en el medio terrestre se traslada de un sitio dando saltos ya que carece de patas, se vale del camuflaje para evitar los ataques de depredadores como aves, lagartos y cangrejos, según se ha averiguado en una nueva investigación.
El equipo de Terry Ord y Courtney Morgans, del Centro de Investigación de Ecología y Evolución, dependiente de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, estudió ejemplares del singular pez, Alticus arnoldorum, en su hábitat natural en la isla tropical de Guam.
Este pez pasa toda su vida adulta viviendo en la zona terrestre mojada por las olas, saltando por las rocas, y compitiendo por el territorio, la alimentación y el apareamiento. Por su singular estilo de vida, este pez ofrece una magnífica oportunidad de estudiar en un animal viviente cómo la vida animal en un pasado lejano realizó la transición desde el medio acuático hacia el terrestre.
Excepto por la presencia actual de depredadores terrestres que amenazan a este pez, su llamativa aventura terrestre puede ser un fiel reflejo de la que vivieron los primeros animales del planeta que se adaptaron a vivir en tierra firme, procedentes de antepasados estrictamente acuáticos.
Los investigadores midieron primero los patrones de color de cinco diferentes poblaciones de ese pez en el litoral de la isla, y compararon dichos patrones con los de las rocas en que viven. En cada caso, la coloración de cada grupo encajaba muy bien con la de las rocas de su territorio. Gracias a eso, no es fácil distinguir entre un pez y la superficie rocosa en la que esté posado en ese momento, y por ello hay menos probabilidades de que sea detectado por un depredador.
Esto último se puso a prueba mediante experimentos en los que los investigadores crearon modelos de aspecto realista de peces de esa especie y los depositaron en las rocas donde viven los auténticos, así como en una playa adyacente donde su color contrasta con el de la arena, haciéndolos mucho más visibles a los depredadores terrestres.
Después de varios días, los investigadores recogieron los modelos y los examinaron, analizando las incisiones presentes, y anotando a partir de las características delatadoras de cada una de ellas con qué frecuencia pájaros, lagartos y cangrejos los habían atacado.
Los autores del estudio constataron que los modelos que permanecieron en la arena fueron atacados con mucha más frecuencia que los que permanecieron en las rocas. La diferencia, inequívoca, demuestra el carácter protector del camuflaje de los peces.
El Arnoldorum Alticus mide entre cuatro y ocho centímetros de largo y se desplaza saltando utilizando para ello movimientos especiales de su cola. Permanece en tierra toda su vida adulta, pero debe mantenerse húmedo para poder respirar a través de sus branquias y la piel.
FUENTE: NOTICIAS DE LA CIENCIA