Como en muchos pueblos de nuestro país, Altovalsol, ubicado en la comuna de La Serena a la entrada del Valle de Elqui, también posee una amplia gama de leyendas e historias vinculadas a fenómenos paranormales. Es así como la mayoría de sus habitantes recuerdan más de alguna de esas experiencias.
Una de ellas dice relación con la presencia de un pequeño duende. Esta criatura fantástica ha sido vista en más de una oportunidad en Altovalsol. La señora Raquel Rojas, conocida vecina de la zona, asegura haber sido testigo de este suceso. “Yo me acuerdo que esa tarde andábamos cerca de una acequia buscando greda para el colegio. Estaba con un compañero. De pronto a él se le fue la vista hacia una casa abandonada, y en la entrada vió una especie de criatura muy pequeña y completamente blanca. Lo más extraño, era que no tenía pies. O sea de la cintura para abajo tenía como una forma de remolino. Daba pequeños saltos. Ante esto, salimos arrancando. Contamos lo que habíamos visto cuando llegamos a la casa, pronto corrió la noticia por el pueblo. Algunos decían que tenía que ver con algunas guaguas que no habían alcanzado a nacer. Especies de abortos. Lo extraño de esto es que otras personas del pueblo dicen haber visto algo igual. Estas cosas extrañas pasan acá”, dijo.
MONEDAS DE ORO
“Una vez, un compañero de colegio que vivía en el cerro El Molino. Venia al colegio y siempre hacía el mismo recorrido. Ese día pasó cerca de una vertiente y aprovechó de lavarse la cara. Puso sus manos debajo de un chorro de agua y de pronto se encontró con que tenía las manos llenas de monedas de oro. Estas monedas las puso en un sombrero que andaba trayendo. Después cuando otros quisieron ir al lugar a buscar monedas, estas habían desaparecido. Se dice que estos tesoros o entierros sólo son encontrados por personas que no son ambiciosas”, dijo.
Otro suceso paranormal le ocurrió a don Jorge Rojas, quien trabajaba en el ferrocarril La Serena – Rivadavia. Este hecho se produjo cerca de la línea del tren en la Estación Altovalsol. Él y un grupo de amigos, caminaban en la noche y de pronto a lo lejos sintieron venir un caballo a todo galope. Ante ello, se hicieron a un lado para dejar el paso libre. Ante su sorpresa comprobaron que el misterioso jinete, nunca llegó hasta ellos, desapareciendo en la oscura noche. Esta historia fue contada por su hija, Patricia Rojas, pues don Jorge Rojas falleció el año 2006.
RUIDO DE TAMBORES
Otro suceso de los llamados “extraños” le ocurrió a don Manuel González, quien como he señalado trabajó en la Hacienda Munizaga. “Un viernes en la noche, yo cuidaba unos sacos de papa en una parcela. De repente escuché una orquesta como que fuera del regimiento. Una especie de ruidos de tambores que cada vez se acercaban más. Cuando pensé que llegarían hasta donde yo estaba, desapareció por completo este extraño ruido”. Este suceso en particular podría tener relación con la existencia en la zona de una serie de entierros indígenas.
Otro suceso extraño le ocurrió a don Alberto Ramírez una noche mientras realizaba faenas agrícolas en los antiguos predios del Fundo Munizaga. “Yo trabajaba toda la noche en tractores. Un día estaba en eso cuando de pronto a mi lado veo al hijo de un amigo que tenía como cuatro años. Me sonreía y yo me preguntaba ¿a qué hora se me había subido al tractor?. De un de repente lo miro y ya no estaba. Me vine a la casa, dejé el tractor y me fui a la casa de mi amigo. Le dije: ¿y el mechas duras?, así le decían al niño. Y me dijo, está durmiendo. Y me llevó a verlo…y estaba durmiendo hacía varias horas”, contó.
Estos relatos forman parte del libro: “Altovalsol: Crónica de un pasado Histórico”.