“Islas oceánicas: Testigos del viaje del plástico” es el nombre del proyecto que llevó a los Científicos de la Basura a constatar en terreno el impacto de los desechos en el ecosistema marino y en las islas nacionales. El viaje contó con el apoyo del Programa EXPLORA-Conicyt, la Universidad Católica del Norte (UCN), el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), y con el entusiasmo de las cerca de 5000 personas que integraron los talleres en territorio insular y continental y que visitaron el acuario de UCN y los stands ubicados en las playas de la IV Región. Muchos de los asistentes llegaron para informarse y terminaron siendo monitores que contagiaron a los veraneantes el entusiasmo por el cuidado de las costas nacionales.
La primera parada de la travesía fue el Archipiélago de Juan Fernández, lugar donde estas iniciativas resultan casi urgentes, considerando que “la basura de las playas proviene de tres fuentes: locales (habitantes que dejan residuos en las costas probablemente sin conocer los efectos que tienen en el ecosistema), basura que ha llegado viajando por el océano y desechos producto del tsunami de 2010”, señaló Celeste Kroeger, coordinadora del proyecto. La Municipalidad de Juan Fernández combate poco a poco la problemática a través de la educación y la implementación y enseñanza de la técnica del compostaje y reciclaje.
Los trabajos en la Isla de Pascua evidenciaron una cultura de cuidado y limpieza imitable, con fuerte presencia de autoridades locales, pero por sobre todo de los mismos isleños quienes patrullan y cuidan sus costas. Los talleres y muestreos de basura se realizaron en medio del Festival Tapati, impactando en lugareños y turistas. “En Rapa Nui, casi la totalidad de la basura encontrada en las playas es oceánica y proviene no sólo de las costas continentales de Chile, sino también de otros países de la cuenca del pacífico y de grandes buques pesqueros, españoles, japoneses, entre otros”, afirma Paloma Núñez, organizadora del proyecto.
En el marco del mismo proyecto, el equipo de los Científicos de la Basura lanzó al mar una boya que contiene botellas plásticas y un dispositivo GPS que envía datos de su ubicación, ilustrando la facilidad con la que se traslada el plástico por las corrientes marinas, y la durabilidad del material El desplazamiento de los residuos por los giros oceánicos no conoce fronteras, y esa misma boya con desechos que fue lanzada al mar desde Robinson Crusoe en enero, ahora se encuentra a la altura de Copiapó, viajando por el giro del Pacífico Sur, tal como lo hace la basura marina.
Martin Thiel, Doctor en oceanografía, destacó que el programa que dirige “mostró dos cosas muy importantes, primero que mucha gente no sabe sobre el impacto de la basura marina y segundo; que cuando las personas se informan de los efectos de la basura, están dispuestas a tomar acciones”.
Los Científicos de la Basura continuarán trabajando este 2014 gracias a la adjudicación del proyecto “Investigando la basura aprendemos ciencia”, programa que capacitará en metodología científica a 65 profesores de diversas localidades chilenas. De esta manera, la iniciativa seguirá investigando el ecosistema marino y promoviendo comportamientos que disminuyan una contaminación que daña el medioambiente, el hábitat de las personas y que pone en peligro la sobrevivencia de cientos de especies marinas, ya sea por ingesta de microplásticos o que mueren presa de redes y desechos que viajan por las corrientes del mar, alcanzando sus mayores concentraciones en el centro de estos giros oceánicos.
