En Isla Negra, justo frente a la casa de Pablo Neruda, fueron recogidos en marzo de 2010 (días después del terremoto del 27F) varios ejemplares de una almeja que resultó pertenecer a un nuevo género y que, en vista del lugar en que fue encontrada, fue bautizada como Austrogena nerudai . El hallazgo lo hizo un grupo de científicos, integrado por Javier Sellanes y Francisco Valdés, del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte; Elena M. Krylova, del Shirshov Institute of Oceanology, Moscú, Rusia; y Guillermo D’Elía, del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, U. Austral de Chile.
La información generada fue publicada este mes en la prestigiosa revista Systematics and Biodiversity, editada en Londres por el Museo de Historia Natural.
Además del dato anecdótico de su nombre, explica el Dr. Sellanes, el nuevo género “pertenece a una familia de almejas, generalmente de océano profundo, que tienen la peculiaridad de tener el sistema digestivo atrofiado. Para alimentarse dependen de bacterias que “cultivan” en sus branquias y a su vez estas bacterias obtienen la energía para sintetizar materia orgánica a partir de los compuestos químicamente reducidos”.
El muestreo que permitió obtener los citados moluscos fue realizado durante un crucero desarrollado en el contexto de una colaboración entre varias instituciones internacionales y la UCN, a través de la Facultad de Ciencias del Mar. A bordo del buque estadounidense R/V Melville de Scripps Institution of Oceanography, los investigadores prosiguieron con un estudio que, desde hace una década, busca aportar luces acerca de los ecosistemas quimiosintéticos del margen continental chileno. Estos últimos, explica el académico de la UCN, son ambientes donde, a causa de distintos procesos biológicos o geológicos, “existen, en el sedimento, compuestos químicamente reducidos (como metano y ácido sulfhídrico), que son utilizados como fuente de energía por ciertos tipos de bacterias. Estas bacterias a su vez sustentan a otros organismos”.
En nuestro país se han encontrado a la fecha tres de las varias decenas de almejas descritas en el mundo. Una de ellas, la más pequeña, es Austrogena nerudai, “sin embargo, algunas de las integrantes de esta familia son de las almejas más grandes de océano profundo conocidas, alcanzando tallas superiores a los 20 o 30 cm”, advierte Sellanes.
Un océano por conocer y conservar
“Se dice que conocemos solo una fracción de todas las especies con las que compartimos el planeta, y la mayoría de las aún no conocidas están en el océano, principalmente en las partes más profundas, ¡recordemos que la profundidad promedio del océano es de 4500m!”, advierte el científico de la UCN. Y agrega: “Cada especie cumple un rol único en el ecosistema y si no las conocemos, y tampoco conocemos su ecología, no podemos implementar medidas apropiadas de conservación y manejo sustentable. Desde un punto de vista más antropocéntrico, tampoco sabemos qué nos van a deparar estas especies, que viven en ambientes extremos y tienen metabolismos tan particulares, en términos de productos naturales con potencial uso en la industria, medicina, etc.”.
La razón del nombre
Los nombres científicos de los organismos se escriben en latín y se desatacan en negrita o en cursiva; además, se componen de dos partes: el género y la especie, por eso nosotros somos Homo sapiens. “En el caso de estas almejas, el género más conocido de esta familia es Calyptogena y la mayoría se ha descrito en el hemisferio norte, así que como ésta es de latitudes más australes, se nos ocurrió Austrogena”, precisa Javier Sellanes.
Lo de nerudai ya sabemos que es por el poeta Neruda, pero ¿por qué con esa variación? Nuevamente explica el investigador: “De acuerdo a las reglas de la nomenclatura taxonómica, cuando una especie es dedicada a una persona del sexo masculino, se agrega al nombre la terminación “i”; si fuese femenino, seria “ae”.
De allí que otra de las tres especies de esta familia descrita por él y la científica rusa Elena Krylova, se llama Calyptogena gallardoi, en honor del Victor Ariel Gallardo, de la U.de Concepción, quien guió la tesis doctoral de Sellanes.
“También le hemos dedicado una especie a la profesora Cecilia Osorio, destacada malacóloga de la Universidad de Chile (Calliotropis ceciliae), a André Hulot, quien iniciara en 1956 en Concepción los primeros avances en términos de instalar las ciencias del mar. A otras le hemos puesto de acuerdo a su lugar de origen (eg Trophon concepcionensis) y así, a la fecha ya hemos descrito más de 20 especies nuevas para la ciencia”, comenta finalmente.
Acerca de la revista
Systematics and Biodiversity, editada en Londres por el Museo de Historia Natural, es una revista internacional de las ciencias de la vida referida a la biología de todo organismo, especialmente en lo concerniente a la sistemática y biodiversidad taxonómica. Enfatiza la importancia y el significado multidisciplinario de la sistemática, a través de estudios de relaciones taxonómicas, de crecimiento, forma, adaptación y función, a través del análisis y síntesis de patrones de biodiversidad a través del tiempo y espacio, especialmente respecto a factores humanos y ambientales. La cobertura también incluye aspectos teóricos relevantes y metodología, además de biología de la conservación. (Fuente: http://www.bfa.fcnym.unlp.edu.ar).