La consolidación de un entorno cada vez más complejo y cambiante es el principal desafío que enfrentan los profesores de cara al siglo XXI. Este fue uno de los puntos que generó mayor consenso entre los participantes en la segunda sesión de los “Diálogos para la Educación del Siglo XXI”. El encuentro convocó a destacados líderes del mundo de la Educación, la empresa privada, medios de comunicación y la sociedad civil vinculados a la temática. Su objetivo fue invitarlos a imaginar la escuela que Chile debe construir para este siglo, con un foco especial en los docentes.
Según Francisco Claro, ex decano de Educación de la Universidad Católica, este escenario está marcado por un nuevo tipo de niño, familiarizado con las nuevas tecnologías desde la primera infancia. “Ellos nacen con un teléfono celular en la mano y uno de los desafíos más grandes es poder aprovechar ese alfabetización que traen casi desde la cuna para ir formándolos en buenos ciudadanos”, afirmó.
En esa línea, el académico indicó que se requiere invertir a largo plazo para que la pedagogía tenga sueldos competitivos que logren atraer hacia ella y mantener en el sistema a los mejores. “Una sociedad equilibrada, ofrece en Educación una carrera digna y bien remunerada, no un trabajo de locos como ocurre hoy”, afirmó el académico, quien agregó que en la actualidad los profesores están “fundidos” por la alta carga laboral que enfrentan a diario.
El académico afirmó que es urgente mejorar las condiciones laborales de los profesores para poder enfrentar los desafíos que impone la sociedad del conocimiento. “Esta profesión debe ser percibida como la tarea importante que es y además una tarea desafiante, donde uno se siente realizado y que tenga una remuneración comparable con la que puede obtener en otras profesiones”, explicó.
Nuevas metodologías
Otro reto docente que abordaron los asistentes a la sesión fue la idoneidad de las metodologías que actualmente se usan en el sistema escolar para abordar los retos que propone el siglo XXI. “Existe una brecha con los profesores, pero también con las metodologías. Tampoco sabemos cómo hay que hacer eso. Hay que trabajar mucho para sistematizar contenidos que están cambiando siempre, entonces los desafíos son gigantes”, planteó Álvaro Fischer, ex presidente de Fundación Chile.
Derivado de esta arista, también surgió la necesidad de perfeccionamiento y aprendizaje constante de los profesores. Una demanda que crecerá de forma exponencial según Roberto Araya, académico del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Fundación Chile. “Esto difícilmente lo vamos a arreglar con cuatro o seis años de formación inicial. El mayor desafío se encuentra en la formación posterior”, agregó el investigador.