4 de julio de 2015, noche de sábado, Santiago de Chile. Es la fecha y el momento en que la historia cambió para siempre. Nunca más un “ustedes no tienen copas”. Se entierra para siempre el insuficiente “pese a no ser campeones, jugamos muy bien”. La mofa y el menosprecio, comodín de los burlones descarnados, deberán guardarse bajo siete llaves y en un cofre que nunca más será abierto… ¡CHILE ES CAMPEÓN DE AMÉRICA! El mejor, el ganador, el que se lleva la Copa más antigua del mundo a su casa…
Como para no irse nunca del Estadio Nacional y celebrar el momento inolvidable. Puede escribirse sobre el desarrollo del partido. De la pelota que tuvo que atajar Sergio Romero a Arturo Vidal, a los 11 minutos de juego. También, sobre la oportunidad que tuvo Gonzalo Higuaín de sentenciar el partido cuando el reloj transitaba por el minuto novena… Quizás, redactar como Gary Alexis Medel, ése que está hecho de una fibra indestructible, anticipó siempre a cada uno de los argentinos y como gracias al sacrificio de todo un plantel, el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, apenas si pudo agarrar la pelota… Es justo decir que Claudio Bravo siempre transmitió seguridad y que Alexis Sánchez fue el “busquillas” que la gente pedía.
Imposible soslayar que tras 120 minutos de cerrada lucha y luego de una infartante definición por penales en que Chile convirtió cuatro y Argentina sólo uno (asombrosa frialdad de Alexis para “picar” el último y desatar la algarabía), el cuadro de Sampaoli pudo, al fin, darles una alegría inolvidable a los chilenos.
Pero lo de esta noche es distinto. Hoy se vive el jolgorio máximo al que puede aspirar una delegación deportiva que representa a 17 millones de chilenos. Hoy no se habla de estratagemas futbolísticas ni de engorrosos sistemas tácticos; eso lo verán los estudiosos más adelante. Hoy, el rey es el trofeo. Esta noche, manda el certamen que naciera en 1916 y que por vez primera se tiñe de rojo.
Chile es campeón. El país que en las bellas artes y la cultura supo de rutilantes éxitos, con Neruda y Gabriela conquistando el Premio Nobel de Literatura; con Roberto Matta como el último gran surrealista vivo, y con Claudio Arrau, como el último discípulo de Franz Liszt… Hoy, nuestro orgullo es distinto. Es en una materia en que nunca habíamos logrado la tan ansiada coronación… Hoy, Chile, su Selección, es el mejor equipo de América. Y eso, jamás podrá borrarse.
Es por tantos que dejaron todo por Chile y no lo pudieron lograr. Es por David, por el “Sapito”, por Eladio, por “Corazón de Chileno” y por otros tantos que sudaron y sangraron por La Roja. Hoy se celebra, hoy se rinde tributo a las glorias pasadas. Hoy Chile se ganó ese derecho, porque Chile es el campeón.
Claudio Bravo, Mauricio Isla, Francisco Silva, Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Jorge Valdivia, Eduardo Vargas, Jean Beausejour, Gary Medel, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz, Eugenio Mena, Miiko Albornoz, José Pedro Fuenzalida, Mauricio Pinilla, Paulo Garcés, José Rojas, Gonzalo Jara, Matías Fernández, David Pizarro, Felipe Gutiérrez, Ángelo Henríquez y Johnny Herrera… Son los 23 dirigidos por Jorge Sampaoli y su cuerpo técnico que quedarán para siempre inscritos en el libro de los grandes.
Chile Campeón, por vez primera… ¡VIVA CHILE!
FUENTE: ANFP