¿Qué puede suceder con la salud de la población durante esta inestable primavera? Para la doctora salubrista y encargada de la Programa de Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central, Nelly Baeza, las precipitaciones intensas o inundaciones pueden ocasionar daños directos a la salud producto – por ejemplo – del aislamiento y dificultades de traslado; “en estos casos se debe disponer de una ración de agua y alimentos suficientes para sobrevivir días o semanas, según sea el caso”, argumenta la especialista.
“Al inundarse o mojarse los hogares, las familias no cuentan de un lugar seco donde vivir, exponiéndose al frío y humedad, y a las consiguientes infecciones respiratorias, la más grave de ellas la neumonía”, continúa.
La Dra. Baeza explica que, además, las oscilaciones térmicas durante el día nos obligan a vestirnos por capas para mantener una temperatura adecuada; los niños y ancianos también deben conservar la temperatura y no sobreabrigar. “Los grupos de riesgo, como niños, ancianos y personas con necesidades especiales deben evitar los cambios bruscos de temperatura”, afirmó la facultativa.
Según zona geográfica, es necesario preocuparse de la pendiente de los techos; en el norte suelen prevalecer los techos planos, porque allí casi no llueve (hay excepciones como el aluvión ocurrido en marzo pasado). También es muy relevante conocer si la vivienda está construida cerca de un curso natural de agua.
Las inundaciones también son emergencias – tanto como los terremotos -donde podemos tomar medidas de prevención. Construir una zanja para evacuar aguas lluvia y mantener un kit de emergencia – como recomienda la ONEMI – con alimentos enlatados, deshidratados, agua para beber dos litros por persona/día, alcohol gel para higienizar manos y muda de ropa, son algunas de ellas.
Con todo, protegerse con ropa y en una vivienda adecuada es fundamental, siendo necesario medidas como la apertura de albergues para que las personas en condición de calle tengan un techo y bebida caliente.