Tras un 2015 donde el habitual cambio horario fue suprimido por el Gobierno, una reciente revocación de esa decisión se hizo efectiva durante la madrugada del pasado domingo, donde los chilenos atrasaron una hora sus relojes.
Como consecuencia, algunas personas han sufrido jet lag, o problemas relacionados con desórdenes del sueño, todas molestias por las que la mayoría de la población no deseaba un retorno a los horarios verano/invierno diferenciados.
Así lo demuestra el informe del Comité de Monitoreo del Cambio Horario liderado por el Ministerio de Energía, señalando que 45,5% de los encuestados estaban de acuerdo con el horario permanente, siendo además en su mayoría (52%) personas entre 20 y 40 años, lo que supone la fuerza laboral chilena. En tanto, 38,8% de encuestados defensores del cambio horario tienen más de 60 años (50%, son dueñas de casa (53%) o tienen únicamente enseñanza básica (54%).
Como consecuencia para el sector laboral, cada vez que se produce un cambio de hora, el cuerpo y las rutinas se desajustan, especialmente si existe un horario determinado de realizar funciones, como miles de los trabajadores chilenos que se han visto perjudicados por el cambio de horario.
Algunos de los efectos colaterales de este desajuste podría ser el desarrollo de un ambiente más propenso al consumo de medicamentos que inducen al sueño. Patricio Labatut, gerente general de la única empresa en Chile enfocada a la prevención y testeo del consumo de alcohol y drogas laboral, Global Partners, comenta que estos procesos inducen muchas veces al abuso de sustancias que ayuden a descansar.
El consumo de benzodiacepinas entre nuestros trabajadores es muy alto, y sin duda el reciente cambio de hora tiene su impacto en la calidad de vida y del sueño de las personas. El problema llega cuando estos trabajadores llegan a sus oficinas o puestos de trabajo, aún bajo los efectos de esas drogas. La somnolencia y la falta de concentración pueden acarrear muchos accidentes”, señala el ejecutivo.
En el estudio anual de la compañía, “¿Su empresa da positivo?”, que testea en orina la presencia de alcohol y drogas en más de 6.300 trabajadores del país, los datos dejan claro que existe un importante consumo de benzodiacepinas, el cual además subió de 2014 a 2015 hasta alcanzar el 2,5% de los positivos.
“Las personas, en su desesperación por solucionar su cansancio o insomnio, recaen frecuentemente en la automedicación y el consumo de benzodiacepinas que los ayuden a relajarse y conciliar el sueño. El problema es que los efectos de esas pastillas no siempre desaparecen del cuerpo a tiempo para garantizar un desempeño laboral en óptimas condiciones”, comenta la doctora Andrea Chávez, Neuróloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Finis Terrae.
Por ello Global Partners certifica a las empresas con el estándar Drug Free Workplace, disminuyendo el consumo de drogas laboral del 12,1% al 1% gracias a charlas, capacitaciones y testeos. En Chile, sólo un 4% de las compañías se preocupan hoy en día de esta problemática.
“Es obligación de las empresas entender los problemas de sus trabajadores, velando por su salud y seguridad. El testeo de alcohol y drogas va más allá de ser una acción inhibitoria de consumo; pretende proteger a los empleados de sufrir accidentes laborales y mejorar su calidad de vida y el clima laboral que les rodea”, comentaba Labatut.