En Chile, una persona muere cada 60 minutos a causa del exceso de peso. Una estadística alarmante si consideramos que un 64,5% de los chilenos tiene algún grado de exceso de peso. No es necesario ser matemático para sacar la cuenta y dimensionar el grado epidémico que alcanzó el sobrepeso en nuestro país. Sin darnos cuenta, Chile entró al top 10 de los países más obesos del mundo y de la misma forma, un 70% de nuestros niños mañana o pasado, se convertirán en adolescentes y adultos con varios kilos de más.
Pasamos de la desnutrición infantil a la malnutrición por exceso en 50 años. ¿Cómo llegamos a este nivel? Mientras nos desarrollamos como país, la educación alimentaria quedó en segundo plano. La producción de alimentos se industrializó haciendo más disponible todo tipo de productos calóricos y sabrosos, en desmedro de las comidas caseras, ricas en legumbres y verduras.
Iniciativas como la nueva “Ley de Etiquetado” buscan poner fin a esta “ceguera” y a la vez educar a los chilenos respecto a lo que consumen. Con las señales de alerta, se busca informar respecto a las calorías, grasas, sodio y azúcares que contienen muchos alimentos que a simple vista parecen inofensivos y deliciosos.
Aunque es cierto que la información nutricional siempre ha estado disponible en los productos, las tablas necesitan nociones básicas sobre alimentación para ser correctamente interpretadas, cosa que aún no poseemos como sociedad, atentando contra el espíritu informativo del etiquetado.
Con la nueva Ley – que empieza a regir este 26 de junio – se busca modificar costumbres y hábitos alimenticios de una población que, tal como lo demuestran las estadísticas, no sabe alimentarse ni mucho menos educar nutricionalmente a los más chicos, concientizando e impulsando una mejor relación de los chilenos con la comida. Pero, ¿cómo? si ahora todos los productos de las góndolas envasadas tendrán infinidad de “discos pare”. Empecemos a consumir productos que no tengan las señales de alerta, comparemos entre productos de distintas marcas para evaluar cuál tiene menos advertencias o al menos, preocupémonos de comer porciones adecuadas de cada uno de estos artículos y estaremos agregando calidad de vida, disminuyendo las chances de padecer enfermedades crónicas asociadas a la obesidad como hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto y a largo plazo problemas cardiacos y renales.
La misión es grande, pero vale la pena el esfuerzo. Adultos bien alimentados se traducirá en niños nutricionalmente educados y una población chilena cada día más sana. A todos nos gusta ganar y estar en los primeros lugares, pero ciertamente la “competencia del sobrepeso” es una carrera que bien vale la pena perder y salirnos de este ranking de “los más obesos”. La Ley de Etiquetado de Alimentos por sí misma no nos transformará, pero sí será un llamado de conciencia a detenernos a mirar y elegir bien qué queremos y debemos comer.
Entonces, ¿con qué me alimento? ¡Fácil! Frutas, verduras, legumbres, carnes magras, lácteos sin azúcar y pescado que no tendrán etiquetas de ningún tipo, manteniéndose siempre como la opción de preferencia a la hora de entregar nutrición y salud.
Por Bárbara Barrera, nutricionista Red de Salud La Araucana