La Hacienda San Pedro Nolasco, está ubicada en parte alta de Altovalsol (La Serena). Su primer dueño fue Pedro Nolasco Valdés, y hoy está a cargo de su tataranieto don José Antonio Valdés Herreros. Esta hacienda tenía una superficie de 200 hectáreas. En su momento estuvo dedicada al talaje de vacunos y también como en otras haciendas del sector, contaba con una lechería y se fabricaba mantequilla.
En su oficina, ubicada en uno de los grandes salones de la casa patronal, encontré a uno de los descendientes directos del creador de esta hacienda. Con mucha amabilidad estuvo dispuesto a contar parte de la historia que rodea a este antiguo fundo.
“La hacienda San Pedro Nolasco, la primitiva hacienda, se inició cuando don Pedro Nolasco Valdés, mi tatarabuelo, se casó con doña Rosario Munizaga, hija de don Manuel Munizaga, dueño de la hacienda del mismo nombre. Estoy hablando de 1836. Este señor Don Pedro Nolasco llegó de Valparaíso, era comerciante. Con su suegro llegó a un acuerdo, que si él hacía un canal, lo que regara ese canal su suegro se lo vendería a precio de avalúo fiscal. Ahí él se puso a hacer el canal San Pedro Nolasco. Este canal lo empezó el año 36 y terminó como el 44 o 46, se demoró como ocho años en terminar. El canal regó la parte alta de Altovalsol, alrededor de 500 hectáreas. Él se dedicaba a la engorda de ganado, en ese tiempo se le ponía alfalfa. Incluso más tarde se traía ganado de Argentina, y se engordaba acá, y se llevaba por arreo al puerto de Coquimbo y ahí se embarcaba…me acuerdo que era el tiempo de las salitreras. Ese es un poco el origen. Don Pedro Nolasco tuvo nueve hijos y cuando él falleció en 1856 él dividió el fundo en nueve hijuelas, las cuales a su vez se fueron dividiendo. Yo soy descendiente de uno de los hijos y mi bisabuelo, era José Antonio Valdés Munizaga, hijo de don Pedro Nolasco Valdés. El después tuvo seis hijos, de ahí vino don José Antonio Valdés González, que es mi abuelo, después José Antonio Valdés Valdivia que es mi padre y yo (José Antonio Valdés Herreros), que soy uno de los pocos que está quedando acá de los primitivos”, recordó don José Antonio Valdés Herreros, Ingeniero Agrónomo y quien hoy está a cargo de la hacienda.
Hasta el año 60, el Fundo San Pedro Nolasco era ganadero y extensivamente se cultivaba trigo y maíz. Cuando se abrió el mercado hacia Santiago se cambió el rubro y se inició el cultivo de papas primores, ello gracias a la ventaja de estar en altura en donde no hiela.
“Nosotros podemos poner papa en invierno, la que en septiembre y octubre obtiene muy buen precio en Santiago porque no hay papa fresca en ninguna parte. Hoy estamos dedicados a las papas, alcachofas y papayas”, señaló.
La casa patronal fue construida a mediados del siglo XIX y mantiene en muy buenas condiciones. Todavía es posible visitar las viejas bodegas y maquinarias utilizadas en las faenas agrícolas. “No tenemos certeza cuando se construyó la casa. Don Pedro Nolasco Valdés se vino a vivir aquí, pero en el centro de la casa, después esa parte la arreglaron. Pero el inicio de esta casa es como de 1850 o 1860, por esos años. Él dividió el fundo, lo apotreró, hizo las pircas, los canales y todo lo que se regaba. En esos años en que se trabajaba con bueyes y arado de palo trabajaban unas 60 personas. Me imagino. Yo llegué a este fundo en 1964 y ese entonces había 22 trabajadores. Altovalsol no tenía luz eléctrica, no había agua potable, yo me venía en tren. Me acuerdo que no había estanques, por lo que se regaba de noche, se salía con faroles. En el 64 ya habían tractores, ya se había mecanizado un poco”.
La reforma agraria también trajo cambios en la Hacienda San Pedro Nolasco. “Con la Reforma se expropió de las 200 hectáreas que tenía mi padre y quedaron 30. Hoy en día yo se las arriendo a la sucesión de mi padre, o sea mi madre que vive y mis seis hermanos. De mi abuela, doña Helena Valdés, también hija de don José Antonio Valdés, heredé la otra parte que es San Pedro Nolasco bajo. Y eso es lo que mantengo en este momento”, contó don José Antonio Valdés Herreros.
Texto y fotografías del libro “Altovalsol: Crónica de un pasado histórico”.