Funcionarios de la oficina Sernapesca en Los Vilos trabajaron este lunes en la toma de muestras de tejidos y la inspección del cetáceo que varó muerto el pasado sábado en el sector costero conocido como Agua de la Zorra, en la costa de Canela, región de Coquimbo.
Preliminarmente, el ejemplar podría corresponder a la familia de ballenas fin (Balaenoptera physalus) o azul (Balaenoptera musculus), lo que será determinado una vez se analicen las muestras. Así lo explicó Gerardo Cerda, biólogo marino y encargado de Gestión Ambiental de Sernapesca Coquimbo, quien precisó que la especie hallada mide 14,5 metros y tenía una data de muerte de al menos una a dos semanas.
“Hay una posibilidad de que sea ballena fin o una ballena azul por las características bien generales que le pudimos apreciar, pero la certeza nos la va a dar el análisis genético que se va a demorar un par de meses”, precisó Gerardo Cerda.
El biólogo marino explicó que el ejemplar es el tercer cetáceo que vara este año en la costa de la región, luego del último hallazgo de este tipo ocurriera hace dos meses en la costa de Punta Choros. Cerda añadió que hasta hace 3 ó 4 años era poco frecuente la presencia de ballenas en la zona, sin embargo en la actualidad es mucho más común lo que podría relacionarse con el aumento de varamientos.
“En la zona norte de la región hay 2 reservas marinas -Choros Damas en la IV y Chañaral en III- que durante los últimos 3 ó 4 años han tenido mucha más presencia de ballenas, principalmente fin, azul y jorobada. Es mucho más común que antes. Si uno relaciona esa presencia más habitual podría determinar que, efectivamente, dado que tenemos más ballenas es más factible también que al morir varen a la costa sin que, necesariamente, la causa de muerte haya sido por causas antrópicas”, precisó.
Respecto al retiro de los restos del ejemplar varado, el Servicio tomó contacto con universidades y museos de la zona que tengan interés de retirar estas piezas para estudio.
El año 2015 se registraron cinco varamientos en la costa de la región, cuatro de ellos cachalotes y un ejemplar de ballena fin, donde ninguno de los casos evidenció acción humana en sus muertes.
