40 adultos mayores derivados de los CESFAM Emilio Schaffhauser y Pedro Aguirre Cerda (La Serena), fueron partícipes de la segunda fase del proyecto de biodanza inclusiva, que financió el Gobierno Regional a través de sus fondos concursables.
Durante la mañana del lunes, sorprendieron a los transehúntes de La Serena con una demostración de biodanza al aire libre, demostrando en plena Plaza de Armas los atributos de una práctica poco conocida, pero que cada día logra más adeptos.
“Los beneficios son tan integrales que es inmpactante ver que desde el movimiento del cuerpo y desde la inclusión afectiva que sucede en el grupo ellos hacen un cambio total. Se pasan los dolores, cambia el estado de salud, mejora el ánimo y la condicion física”, explicó Loreto Varela, directora de la Escuela de Biodanza de La Serena.
Varela agregó que uno de los mayores beneficios para este grupo etáreo es que ayuda a dismunuir la sensación de soledad. “La soledad es muy transversal a esta edad y en estos grupos, así que ellos se sienten incluidos, se sienten parte del mundo de nuevo”.
El taller se inició con una evaluación y diagnóstico de los beneficiarios a través de un equipo multidisciplinario, conformado por una enfermera, una psicóloga, dos facilitadoras de biodanza certificadas y una asistente con experiencia en grupos de adultos mayores.
Respecto al apoyo a este tipo de iniciativas, el consejero regional Raúl Godoy, indicó que “hay una gran voluntad del CORE cuando se trata de seres humanos. En el caso de los adultos mayores, ellos se distraen de enfermedades y mejora su estado de ánimo, así que es es un proyecto muy interesante (…) Los proyectos relacionados con los adultos mayores debemos apoyarlos”.
Precisamente, Teresa Ortíz (74 años) fue una de las incorporaciones más recientes. Cuenta que desde que se unió al grupo, ha podido sobrellevar de mejor manera una larga depresión que se inició tras la muerte de su esposo.
“Tengo una depresión y esta biodanza me ha dado la esperanza de seguir viviendo, he aprendido a sonreir y a recibir un abrazo fraterno. Para una que lleva muchos problemas, como la pérdida de mi esposo después 50 años de casados, esto ayuda mucho a distraerse”, relató.