Tener que evacuar o salir de tu casa escapando de las llamas que amenazan con quemar todas tus pertenencias y el lugar donde habitas, es una situación de crisis. Los incendios forestales que azotan al país no solamente traen consecuencias en el medio ambiente, sino que también dejan secuelas psicológicas. ¿Qué hacer frente a este tipo de catástrofes?
“Cuando hablamos de una situación de catástrofe, de crisis, es una situación que irrumpe en la vida cotidiana de las personas, que la excede de las capacidades, que es tremendamente fuerte y disruptiva; donde las posibilidades de adaptarse del ser humano son llevadas al límite. Por ello, es fundamental que la persona pueda evidenciar aquello que le está pasando y lo terrible que es esta situación”, plantea el coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Felipe Vergara.
Frente a una situación traumática como son los incendios forestales que avanzan cada día más y que amenazan la integridad física y psicológica de las personas, es relevante tener un apoyo, una contención.
“Será necesario tener ciertos recursos y formas de ayuda entre la misma comunidad para poder apalear las dificultades que puedan surgir. No es necesario que haya un psicólogo presente, sino que la misma comunidad puede desarrollar instancias de apoyo y de intervención en crisis en momentos de catástrofe. Hablar sobre lo que está pasando es un recurso de protección. Cuando vivimos la circunstancia del terremoto, una de las primeras herramientas que los psicólogos enseñaron a las comunidades era la posibilidad de hablar acerca de lo que había pasado”, asegura el psicólogo.
Según el académico, en una situación de crisis es relevante expresar los sentimientos, darse espacio para vivir ese sufrimiento por una situación difícil. “Es importante que a las personas se les permita hablar de esta situación y no decirles ‘ya todo va a pasar’, ‘todo va a estar mejor’, sin realmente vivir la situación de dolor que le está sucediendo. Es importante recordar los acontecimientos y, si es necesario, llorar en grupo está bien. Háganlo, permítase sentirse vulnerables cuando se está siendo vulnerable ante una situación de catástrofe”, apunta Vergara.
En los niños, este espacio de contención y de comunicación sobre la catástrofe que están viviendo es una pieza fundamental para enfrentar de una manera correcta la situación de emergencia. “Los niños también deben tener la posibilidad de hablar sobre la situación, ya que tienen una menor capacidad de lenguaje para expresarse y menores posibilidades de identificación de sus emociones, por lo que es fundamental que exista un espacio de contención donde puedan elaborar lo que están pasando. Por eso se recomienda que puedan compartir con otros niños, que dibujen al respecto, que puedan conversar con un adulto de lo que está sucediendo”, señala el docente de la U. del Pacífico.
La posibilidad del estrés post traumático
De acuerdo al especialista, si los afectados por los incendios forestales no abordan la situación hablando sobre el tema, si no tienen la contención necesaria, o si no se permiten vivir el dolor que les provoca, pueden sufrir secuelas psicológicas.
“Uno de los trastornos que podría gatillarse es el estrés postraumático, que tiene que ver con haber vivido una o más experiencias que hayan amenazado la integridad de la persona o de su grupo cercano. Esto se manifiesta con la aparición de recuerdos recurrentes acerca de la catástrofe, imágenes de la situación de crisis, pesadillas constantes; es decir, el contenido está siempre emergiendo. Un ejemplo puede ser que la persona al estar cocinando y prender el fuego se acuerde de la situación, y ahora tenga miedo de la llama y de quemarse, o que escuche una alarma y recuerde el evento, etc. En los niños se reflejado, por ejemplo, en juegos repetitivos y de destrucción y dibujar siempre algo relacionado al siniestro”, describe el coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Felipe Vergara.
Por otro lado, el experto explica que hay otro tipo de cuadro de estrés postraumático que se basa en evitar todo aquello que pueda rememorar la situación de crisis que se vivió. “Es el síntoma de la evitación, es decir, tratar de negar lo que pasó, evitar situaciones que le hagan pensar de nuevo en eso, evadir a las personas que recuerden el hecho, o bloquear la situación y encapsularla y no poder recordarla, sentirse alejados de los demás, pensar que el futuro es desolador. En los casos en que se registre cualquier síntoma del estrés postraumático, es necesario acudir a una ayuda psicológica”, concluye Vergara.