Deterioro cognitivo, déficit de atención, concentración y alerta son algunas de sus consecuencias de este síndrome que afecta a cerca del 15% de la población.
Mal rendimiento estudiantil y laboral, deterioro de la vida de pareja y familiar, somnolencia diurna, mayores posibilidades de sufrir un accidente, son sólo algunas de las consecuencias que puede tener sobre nosotros la llamada apnea del sueño.
El síndrome de apnea hipoapnea obstructiva del sueño es un trastorno común, en el que la persona que lo padece hace una o más pausas en la respiración o tiene respiraciones superficiales durante el sueño, explica el Dr. Felipe Rozas, cirujano máxilofacial y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte.
La apnea del sueño afecta entre el 12 a 15 % de la población y es más prevalente en hombres. Sin embargo, indica el experto, hay factores de riesgo a considerar como edad, obesidad, circunferencia cervical aumentada, uso de depresores del sistema nervioso central como alcohol y benzodiazepinas, menopausia y obstrucción nasal crónica, macroglosia, flacidez y tamaño uvular aumentado, amígdalas y vegetaciones adenoideas grandes..
Además, agrega, “los pacientes con apnea pueden presentar deterioro cognitivo caracterizado por la pérdida de memoria para hechos recientes, déficit de atención y concentración, y de la alerta”, aumentando niveles de accidentabilidad laboral.
El Dr. Rozas advierte que este síndrome, al no ser tratado, aumenta el riesgo de morir durante el sueño REM, período en el cual los eventos respiratorios y de saturación de la hemoglobina (baja de oxígeno extremo) son más acentuados.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Para tratar el síndrome de apnea hipo-apnea obstructiva del sueño (SAHOS) se debe contar con un equipo multidisciplinario compuesto por, Internista, Otorrinolaringólogo, Cirujano Máxilofacial, Neurólogo Nutricionista y especialidades afines.
“Como elemento diagnóstico de inicio, la polisomnografía es de importancia vital”, explica el académico UCN. Este examen, precisa, “consiste en un examen funcional del sueño, en el cual se registra eventos que se alteran por esta enfermedad, tales como electroencefalograma, electrocardiograma, flujo de volumen de aire nasal y bucal durante sueño, resistencia diafragmática al inspirar, diversos miogramas que miden movimientos anormales durante el sueño producto de las apneas y ronquidos que generan micro despertares y la no consolidación de un sueño reparador”.
Felipe Rozas subraya la importancia de registrar con este examen la baja de oxigeno durante los episodios de apnea obstructiva. “Hay pacientes que reportan sobre 20 o 30 episodios de apnea por hora durante su sueño, siendo la norma no más de 4 o 5 episodios.
Con la polisomnografía se obtiene un diagnostico que establece nuestra planificación terapéutica”, la cual habitualmente contempla control de peso corporal, tratamiento con presión aérea continua (CPAP) y tratamiento de carácter quirúrgico, siempre la atención multidisciplinaria es esencial, concluye.