Con el verano aparece la otitis en la lista de preocupaciones de quienes tienen niños que aman pasar tiempos prolongados en la piscina. La otitis es una infección muy frecuente en la infancia, especialmente en los más pequeños de entre los 7 y 24 meses de vida. Habitualmente la otitis evoluciona sin complicaciones, pero la inflamación del oído medio también puede llegar a ser crónica y es necesario adoptar algunas medidas.
La fonoaudióloga de GAES, Gloria Sanguinetti, explica que la otitis del nadador es una inflamación de la piel del conducto auditivo externo, producida por bacterias. El conducto auditivo externo es un conducto tubular que comunica el pabellón de la oreja con el tímpano y está formado por hueso y cartílago cubierto de piel, que contiene pH ácido, una sustancia que protege de las infecciones. “La piel del conducto auditivo puede perder su integridad con los baños prolongados en piscinas o el mar y, en ese caso, los gérmenes actúan con más facilidad”.
Los síntomas más comunes de la infección son irritación, dolor intenso, supuración, sensación de taponamiento e, incluso, en algunas ocasiones puede ir acompañada de fiebre y malestar general. “No hay que tener pánico de que los más pequeños pasen tiempo en el agua pero sí se pueden adoptar medidas y estar atentos a que no manipulen sus oídos, se rasquen y causen pequeñas heridas. Si el agua está contaminada es cuando se puede producir la otitis”, señala Gloria Sanguinetti.
Para evitar las otitis de esta época, los centros auditivos GAES aconsejan mantener los oídos secos y limpios tras cada baño, sobre todo la parte externa; secarlos con una toalla fina, y no manipular el conducto auditivo externo con cotonitos u otros objetos para no dañar el manto ácido de la piel. Si nota que su hijo tiene alguna molestia en el oído o dolor, hay que acudir al especialista para confirmar si hay infección. Otra precaución recomendable es acudir antes de salir de vacaciones a un chequeo en los centros auditivos GAES.
Los 7 tips clave para cuidar los oídos en verano:
- Mantén las orejas de tu hijo limpias y secas tras cada baño.
- Asegúrate que el agua de la piscina o playa esté limpia. Las aguas contaminadas pueden causar infecciones auditivas.
- Procura que ingrese poco a poco al agua para que no entre bruscamente a los oídos.
- Puedes utilizar protectores a medida, es el método más efectivo para que el agua no ingrese a los oídos.
- Ten cuidado con los cambios de temperatura.
- No introduzcas objetos en los oídos como cotonitos, éstos hacen que la cera se vaya acumulando en el canal auditivo del oído y ocasiona problemas con el paso del tiempo.
- Ante el menor síntoma o molestia, hay que acudir ante un especialista para que pueda tratar las infecciones de oído de manera prematura y evitar desarrollar un problema mayor.