Verlo, escuchar sus palabras y llorar de emoción es todo una misma cosa. Jesús Vidal, el actor español, de 43 años, ciego, que lideró al equipo de nueve actores con discapacidad mental que protagonizan “Campeones”, la película con la que ganó el Premio Goya al Actor Revelación 2018, se convirtió en trending topic planetario con su discurso de agradecimiento de hace una semana.
Si aún no lo han visto, los invito a hacerlo, porque hace recuperar la fe en el ser humano. Jesús dice, aludiendo a una frase de “Campeones”: “A mí sí me gustaría tener un hijo como yo, para que tenga unos padres como ustedes”. También señala: “Mamá, gracias por darme la vida y por enseñarme a ver la vida con los ojos de la inteligencia del corazón, te quiero todo”.
Este agradecimiento es lo opuesto a lo que me confesó ayer en el Centro de Preparación para el Trabajo, del Hogar de Cristo, en Conchalí, María, una profesora jubilada prematuramente por problemas mentales. “Nunca quise tener hijos por temor a heredarles mi tara, mi enfermedad”, nos respondió cuando le preguntamos si tenía familia. María, de 60 años, vive en un hogar y asiste cada día a este programa que busca desarrollar habilidades blandas en personas con discapacidad mental y en situación de pobreza, para que consigan un empleo. Ella tiene esos talentos, pero la absurda disposición que impide a quienes reciben una mínima pensión por discapacidad, hacer algún trabajo complementario remunerado, le impide trabajar. Es decir, está condenada a perpetuar su pobreza y la doble exclusión social que representa su discapacidad mental, en lugar de ser alentada a incrementar sus modestos ingresos.
A diferencia de España, donde la inclusión es una notable política de Estado, acá las dificultades para integrar a estas personas suman y siguen. La recientemente aprobada Ley de Discapacidad Mental es un avance, pero menor, a la luz de lo que nos comentan en el Centro de Preparación para el Trabajo. Les ha pasado varias veces que las empresas de más de 100 empleados que les han pedido postulantes para cumplir con el 1% que establece la ley, luego los llaman, diciendo: “Pensé que lo de esta persona era físico, pero ¿qué hago con alguien con discapacidad mental?”. Sin duda, a los chilenos en general nos falta mucho para entender a cabalidad los 3 conceptos que destacó Jesús Vidal en su discurso: inclusión, diversidad y visibilidad.
Por Ximena Torres Cautivo, periodista