El monóxido de carbono es un “criminal silencioso” por su condición inodora e incolora, que no permite a las afectados darse cuenta que se están intoxicando. En altas concentraciones, este tipo de contaminación intradomiciliaria puede llegar a ser 3 a 10 veces más perjudicial que la que se da en el exterior.
Para prever estas situaciones, es necesario tomar medidas de seguridad que prevengan accidentes por inhalación de gas. La académica de la Escuela de Biotecnología y Medioambiente de Universidad de Las Américas, Andrea Cisternas, entrega tres consejos prácticos para evitar ser víctimas del monóxido de carbono:
– Correcta instalación: Los artefactos deben ser homologados y certificados por las autoridades competentes, prescindiendo de conexiones artesanales que puedan perforarse o dañarse con facilidad. A su vez, los instaladores deben contar con el registro respectivo en la Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
– Revisar periódicamente –al menos una vez al año– las instalaciones interiores y los artefactos de gas: Una mantención apropiada asegura que los conductos no acumulen suciedad, estén bien conectados y siempre libre de obstrucciones. Revisar conexiones, reguladores y mangueras, a fin de detectar oportunamente posibles focos de fugas. Los edificios residenciales deben tener aprobado el sello verde de sus instalaciones de gas, de acuerdo a lo que establece la norma.
– Ventilación adecuada: Los sistemas de ventilación de puertas o muros nunca deben ser obstruidos por objetos, sino mantenerse libres para asegurar un flujo de aire mínimo y evitar que se concentre monóxido de carbono en lugares cerrados. Si de todas maneras detecta fuga, ventile inmediatamente el lugar y nunca busque el escape de gas con un fósforo.