Condoriaco es una pequeña localidad minera escondida entre los cerros del norte del Valle del Elqui a 80 km de La Serena, que vivió años de gloria a mitad del siglo pasado y en la que hoy no viven más de seis familias. El poblado aparecía como el lugar perfecto para realizar un espectáculo deportivo nunca antes visto y que transformó a un atleta chileno, campeón de parapente acrobático en 2017, en uno de los elementos que se alinearon junto a al sol y la luna para darle un marco único al eclipse total de sol que se apreciaría en la Región de Coquimbo.
El atleta Red Bull Víctor “Bicho” Carrera(23) comenzó a volar junto a su padre a los 11 meses. A los 3 años recibió su primera vela de parapente sin saber muy bien de qué se trataba y ocho años más tarde protagonizó su primer vuelo el solitario para dar inicio a una carrera deportiva que se ha extendido por casi 15 años y donde se ha posicionado como uno de los mejores exponentes de la disciplina de parapente acrobático del mundo. Carrera comienza las competencias de la temporada 2019 de parapente en Europa en una semana más, pero quiso darse el tiempo para protagonizar una de las rutinas más importantes que haya realizado hasta ahora.
La misión de Carrera era volar junto a su vela iluminada justo en el momento y en el lugar en que la luna se interpusiera frente el sol generando aquel anillo lumínico que todos querían ver, lo que logró en todo su esplendor. Guiado por los instrumentos que le indican velocidad del viento, distancia y altitud, pero sobre todo por su experiencia en el aire, a las 16:00 hrs de este martes despegó desde el pueblo de Condoriaco una vez iniciada la fase parcial del eclipse, para situarse por sobre la cumbre más alta y comenzar una rutina de acrobacias que incluyeron un “wing over” o efecto de péndulo en el aire y un “sat” que se ve como un espiral aéreo. Las acrobacias se mantuvieron durante 40 minutos hasta que la luna estuvo en posición, el día se transformó súbitamente en una noche iluminada solo por el aro solar y la vela encendida de Carrera, quien una vez aterrizado dijo:
“Este son el tipo de proyectos que no esperas que se den en tu carrera y que te inspiran a seguir dedicándole horas al vuelo en parapente. Poder ser protagonista de un fenómeno natural de esta importancia es algo único. No fue fácil porque solo tenía dos minutos para hacer calzar altura y profundidad todo justo frente a los lentes y las cámaras. Y claro, conseguir este tipo de logros te motivan a buscar nuevos desafíos que hasta ahora no pensaba que pudieran realizarse. Esto me deja recargado para enfrentar el inicio de la competencia de este año, la que espero ganar nuevamente. Al final del día no me imagino haciendo otra cosa. Solo quiero volar”.
La jornada, que terminó con una rutina de acrobacias para los cientos de personas que se reunieron en lo alto de Condoriaco, quedó registrado para la historia y se anota como un hito más de un atleta chileno que apunta a repetir el podio de campeón mundial de parapente acrobático este año.