En medio de la actual crisis político-social, resulta evidente que los ciudadanos se ven sometidos a altos niveles de estrés, incertidumbre y una gran sensación de vulnerabilidad, lo que provoca estados de pesimismo que impiden visualizar una salida pronta. En esa directriz, los niños también pueden mostrar señales de alto impacto emocional como insensibilidad emocional, desinterés en sus actividades cotidianas, estados de alta excitación, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión, vértigo, etc.
Es importante que los adultos cumplamos un rol de contención, donde les expliquemos que ocurre adaptando el mensaje de acuerdo a su edad y capacidad de entender lo que sucede y cuidemos nuestras propias conductas, ya que ellos reaccionan como espejo ante nuestras emociones, debido a que su funcionamiento depende de cómo sus cuidadores traduzcan la experiencia, al momento de expresar sus sentimientos.
En ese sentido, los profesores cumplen un rol determinante de líderes sociales, con la misión de guiar la reflexión y el pensamiento incluyente dando el espacio para el diálogo, para que los estudiantes puedan expresar en sus propias palabras lo que está sucediendo y el cómo lo vive cada uno. Una crisis puede traer oportunidades de crecimiento y desarrollo si logramos un buen manejo emocional, saliendo fortalecidos de esta situación compleja con una nueva visión a futuro.
¿Qué pueden hacer los y las docentes para generar un espacio de confianza? Es primordial dar la tranquilidad de que las emociones ante los abruptos hechos de violencia son normales; flexibilizarse con el inicio de la hora de clases, permitiendo en caso de ser necesario, que comiencen más tarde y terminen más temprano, reestructurando el calendario académico.
Si bien es natural que cambien los horarios, hay que intentar restablecer la cotidianidad de manera paulatina y no abrupta, retomando las horas de alimentación y sueño; permitiendo que niños y niñas jueguen y hagan actividades físicas que les permita descargar sus emociones.
Para finalizar, enfocarse en la solidaridad y la empatía, destacando la importancia de organización para cuidarse entre todos e involucrarse en acciones solidarias para ayudar a los más afectados. El espacio que hay que otorgarles a los niños es importante, ya que al proponer sus ideas de cómo y quién ayudar, les da un sentido de autonomía, seguridad y pertenencia.
Por Virginia Dias, co fundadora de Sima Robot