La ola de calor que comenzó a sentirse este fin de semana sobre la zona central de Chile se extenderá al menos hasta el miércoles, según pronosticó la Dirección Meteorológica. El organismo indica que las temperaturas podrían llegar hasta los 37°C.
Ante esta realidad, Nicolás Valdés, epidemiólogo y académico de la Escuela de Enfermería de la Universidad de los Andes, señala que la principal recomendación para prevenir eventos en la salud es mantenerse hidratados. Al mismo tiempo, precisa que es muy importante cuidarse de la radiación ultravioleta. “Con las altas temperaturas es común tener más piel expuesta a este tipo de energía que puede ser muy dañina puesto que rompe el ADN y puede generar cáncer de piel”, señala el especialista.
Por otro lado, diversos estudios a nivel mundial muestran que el potencial climático genera un aumento en la mortalidad poblacional. “Se ha evidenciado un incremento en atenciones hospitalarias por deshidratación, falla renal, apendicitis, infartos agudos al miocardio, salud mental e incluso con descompensaciones por diabetes”, indica Valdés.
Los pronósticos muestran que las altas temperaturas se mantendrán durante este verano, es por esto por lo que se debe tener especial preocupación por las personas mayores, niños y mujeres embarazadas, que son los más propensos en sufrir complicaciones.
En el caso de las embarazadas, el calor aumenta el riesgo de parto prematuro. “El estrés biológico al que están sometidas las estas mujeres es de por si alto y, por tanto, el estar bajo un episodio de temperaturas extremas puede desencadenar un mayor estrés fisiológico. Aquello implica una menor capacidad a responder a los estímulos del parto”, señala Nicolás Valdés.
Dentro de este grupo, las mujeres adolescentes (15-19 años) son quienes presentan un mayor riesgo de tener partos prematuros debido a las olas de calor. “Por sobre los 30°C, el riesgo en parto prematuro aumenta en aproximadamente un 6%. Esto puede deberse a la falta de desarrollo físico en esta población, quienes aún están madurando su cuerpo y, por tanto, pueden presentar una menor respuesta a la hora de proteger físicamente al bebé en gestación”, concluye el especialista.