Vamos despidiendo el verano y necesitamos reparar sus consecuencias cuando se acerca la temporada de bajas temperaturas. Muchas horas expuestos al sol, la falta de una hidratación correcta, el agua clorada de las piscinas y salada de las playas, generan daños en la piel que pueden resultar en un envejecimiento prematuro u otras enfermedades potencialmente mortales, debido al daño acumulativo.
“Debemos ejecutar acciones para recuperar el estado de nuestra piel y reparar sus tejidos después de estar tan expuestos durante el verano. La limpieza diaria, hidratación, nutrición para recuperar el equilibrio hidrolipídico y revitalizarla serán claves para volver a tener una piel sana”, indica Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
Asimismo, durante la época estival muchas enfermedades dermatológicas suelen mostrar mejorías, pero “con el cambio de estación, se reduce la transpiración y la secreción de cebo, resecando aún más nuestra piel, viendo comprometida su estructura y función de barrera protectora frente a agentes externos, pudiendo empeorar la dermatitis o la rosácea, entre otras”, señala Molina.
Para llevar a cabo esta reparación, necesitamos utilizar productos que contengan vitaminas y antioxidantes, además de cremas humectantes para cada tipo de piel y edad, sin olvidar el uso continuo de la protección solar y del tratamiento específico para cada patología. La farmacéutica señala que la alimentación también juega un rol clave; “beber más de dos litros de agua al día, mantener una alimentación balanceada e incorporar alimentos ricos en vitaminas A y C ayudarán a lograrlo”.
Además, hoy sabemos del daño acumulativo que provoca la exposición al sol y los nocivos efectos de los rayos UV en nuestra piel. De acuerdo a la Corporación Nacional del Cáncer, en Chile el cáncer de piel sería la segunda causa de muerte, existiendo un aumento del 20% entre el 2010 y el 2015, según la Organización Mundial de la Salud.
No se debe olvidar que la radiación está presente en invierno y verano, independiente de la temperatura o luminosidad. “En forma acumulativa, estos rayos pueden provocar cáncer de piel, que sería el efecto más grave, pero no podemos olvidar el envejecimiento prematuro, la aparición de manchas y arrugas, que también impactan de forma negativa a nuestra piel”, sentencia la facultativa.
Por esto, el uso de protectores solares debe ser continuo durante el año, además de evitar la exposición directa en los horarios de mayor riesgo (11 a 16 horas). “Durante los meses fríos, los especialistas recomiendan el uso de factor FPS 30+, aunque para pieles sensibles o con antecedentes familiares de cáncer, éste no puede bajar de FPS 50+”, sentencia Molina.