Vivimos la peor pandemia en siglos. Vemos en Chile y en tantos otros lugares del mundo cómo una nueva enfermedad, para la que todavía no hemos descubierto vacuna ni tratamiento, se expande a gran velocidad.
Una crisis de esta envergadura demanda esfuerzos de todos. La mayoría del país ha entrado en un ritmo más lento. Hay comunas en cuarentena obligatoria, se recomienda el teletrabajo, hay ciudades y zonas con cordones sanitarios.
Todo esto es necesario para proteger vidas, especialmente de los más frágiles, los mayores y los que sufren de enfermedades que podrían complicarse con el coronavirus.
Tenemos que quedarnos en casa, todos los que podamos hacerlo. Y para quedarnos en casa, necesitamos contar con los servicios básicos. Muchas familias estarán en dificultades para pagarlos. Por eso, el Presidente Sebastián Piñera, junto a ministros sectoriales, anunció un plan de ayuda al que podrán acceder siete millones de habitantes, alrededor del 40% de la población de Chile.
Para el sector eléctrico, este plan dispone que durante el Estado de Catástrofe las empresas no podrán cortar servicios básicos por deudas impagas; esa deuda se prorrateará en doce meses, sin intereses; y quienes tengan el servicio cortado, podrán solicitar su reposición.
Estas medidas –dirigidas a las familias del 40% más vulnerables- también estarán a disposición de personas que, durante el Estado de Catástrofe, demuestren su vulnerabilidad o imposibilidad de pagar servicios debido a las medidas que promueven o exigen el aislamiento social: mayores de sesenta años, personas que han perdido su trabajo, y otros casos excepcionales.
El Gobierno ha conseguido un acuerdo de las compañías y cooperativas del sector, grandes y pequeñas, para impulsar estas medidas sin costo fiscal y los parlamentarios de todos los sectores hicieron sus aportes para su diseño. Juntos debemos poner el cuidado mutuo en el centro.
Juan Carlos Jobet, ministro de Energía.