El martes 8 de septiembre se conmemora el Día del Funcionario del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU). Ocasión en la que se destaca la labor de aquellos trabajadores de salud que día a día responden a las llamadas de auxilio de los usuarios, y que acuden en sus ambulancias amarillas a cualquier emergencia médica que se les presente.
Según comenta el director del SAMU regional, Dr. Javier Aguirre, desde el mes de enero comenzaron a prepararse para una eventual pandemia, visualizando las dificultades que podrían enfrentar. Hicieron uno de los primeros simulacros de traslado de pacientes en el país y realizaron capacitaciones al personal sobre el trabajo en las bases, para generar un plan estandarizado en cada una.
De la misma forma, desde el inicio de la emergencia sanitaria, los funcionarios SAMU modificaron sus turnos, pasando de 12 horas a 24, una medida que según explica el doctor Aguirre, permite hacer un seguimiento a los grupos de trabajo. “La idea es que los equipos trabajen 24 horas y tengan 3 días libres, de esta forma, si presentan síntomas, esto no afecte a más de un solo turno”, explicó.
Afortunadamente, hasta la fecha el SAMU de la Región de Coquimbo no ha experimentado grandes contagios de Covid-19, ya que cuando se detecta un caso positivo, todo el turno de 24 horas se va en cuarentena. Desde que se inició la pandemia, solo 8 trabajadores han resultado contagiados por el virus, de un total de 213. “No hemos tenido brotes grandes en el SAMU que hayan impedido la funcionalidad, siempre se ha mantenido un mínimo aceptable, que es lo que nosotros definimos en enero. Se definió cuál era el mínimo aceptable para cubrir las necesidades y se calculó por base y por población, y eso se ha tratado de mantener durante este periodo”, reafirma.
Desde marzo hasta la fecha, el SAMU ha realizado 105 traslados críticos y 2.146 atenciones asociadas a Covid-19 en toda la región, con todo lo que eso implica: preparación, limpieza, aseo, entre otros aspectos. Una labor que sin duda ha sido desafiante para el equipo, pero que también ha involucrado a sus familiares. “Quisiera agradecerle al equipo por todo el empeño que le ponen día a día, por todas las ganas, porque sé que son momentos difíciles y todos hemos puesto de todo para que esto funcione, que en realidad lo único que demuestra es que tenemos pasión y vocación por lo que hacemos. Y agradecerle también a sus familias, porque ellas son las que sufren acá. Tener que cubrir 24 horas un turno, tener que venir a reforzar para que mantengamos la operatividad de la red, es una cosa que en realidad uno tiene que agradecerles a las familias, porque son ellos los que han tenido que soportar todo este cambio para mantener toda nuestra red en forma operativa”, finalizó.
Pasión y vocación de servicio
Romina Pinto es parte de ese equipo, ella es paramédico de intervención y hace poco cumplió dos años en el SAMU de Coquimbo, un trabajo que siempre le llamó la atención por todo el aprendizaje y la adrenalina de estar arriba de una ambulancia. Labor que desde marzo hasta la fecha ha realizado en turnos de 24 horas, situación que, si bien es agotadora, no es lo que más le ha afectado. “En este momento estoy viviendo separada de mi familia, desde que comenzó el asunto de la cuarentena, la mayoría de los que hemos podido separarnos, decidimos hacerlo netamente para tener un control de la pandemia. Ha sido difícil, súper difícil”, comenta.
Pero el distanciamiento con la familia no es lo único con lo que los funcionarios han debido lidiar en estos meses, ya que hay otros aspectos que han hecho difícil su trabajo. Se trata del temor al contagio, un sentimiento que está presente día a día en el equipo, y que en el caso de Romina, se volvió real hace unos meses.
“Me contagié en julio, la verdad es que yo creo que, como a todos, nos asusta, y también pensar que en algún momento esto se puede agravar. Hay gente que es asintomática, gente que no le da tan grave y otros que necesitan ventilación mecánica, entonces finalmente ese es el miedo, contagiar a tus compañeros, contagiar a tus familiares, y además pensar en uno”, señala.
Romina explica que a pesar de todas las precauciones que como equipo toman a diario para evitar el contagio del Covid-19, no es mucho lo que puede hacer si las personas no toman conciencia, ya que en varias oportunidades los han recibido incluso sin mascarilla. “Hay pacientes que no nos avisan que son Covid-19 positivo, entonces llegamos al domicilio y recién ahí nos enteramos del diagnóstico, pero ya estamos adentro, ya no hay nada más que hacer, no podemos retroceder e ir a cambiarnos, porque ya hicimos el contacto. En ese caso no nos queda nada más que aperrar, como se dice, y seguir dándole”, relata.