En la década de los 90 era habitual que quienes investigábamos el fenómeno OVNI fuéramos cada sábado hasta la sección de periódicos de la Biblioteca Nacional en la Alameda (Santiago). Había que llegar temprano porque atendían sólo medio día, pero por más que uno se esforzará por llegar de los primeros, era imposible, siempre ya estaba allí Luis Altamirano Cañoles. En sus manos tenía una lista con los nombres y fechas de los periódicos que solicitaría. Dicha lista estaba escrita casi siempre en un papel bien arrugado y con una letra diminuta.
Luis era todo un personaje. En su bolso tenía cientos de pequeños papeles con una serie de fechas, nombres, cifras, etc. No dejaba ni un espacio del papel sin algún apunte valioso.
Lo que más me llamaba la atención es que en ese desorden aparente, siempre encontraba los datos que uno le solicitaba. Era su disco duro…mientras nosotros en esos años soñábamos con tener todos esos datos dentro de una computadora, él tenía su propio archivo, aunque rudimentario, pero inmensamente efectivo.
En la Biblioteca Nacional todos los conocían. Era muy amigo de varios de los funcionarios que allí trabajaban. Luis siempre estaba buscando un nuevo dato para compartir con quien lo quisiera.
Luis Altamirano, nació en la ciudad de Valdivia, aunque sus primeros años los pasó en Osorno. Desde muy joven su interés por la carrera espacial derivó en el fenómeno OVNI. Existen indicios que esa búsqueda por el misterio de los No Identificados comenzó durante las década de los 50.
Siempre estuvo apoyando a los primeros grupos de investigación nacidos en nuestro país. Siempre era posible verlo en las reuniones, conferencias y charlas dedicadas a la temática. No sabíamos mucho de su vida personal o de su familia, en eso era más bien reservado.
Recuerdo las muchas veces en las que me llamaba telefónicamente para contarme los datos que había encontrado y preguntarme algunos otros antecedentes de casos que estuvieran de moda por esos días. Eran largas conversaciones. Me llamaba desde una caseta telefónica que “no le comía las monedas” me decía.
Cuando dejé Santiago el año 2004 perdí todo contacto con él. Hace unos años supe que había sido llevado a un hogar de la Fundación La Rosas. Su estado de salud fue empeorando debido a su edad, enfermedades de base y el Coronavirus, el que había logrado vencer.
Este miércoles 9 de septiembre, tras luchar, como siempre lo hizo en su vida, falleció en el Hospital Salvador de Santiago. Su legado seguirá vivo gracias a todos quienes lo recordaremos como quien fue, un hombre que vivió intensamente, que fue humilde, generoso y con una inteligencia de otro mundo. Descansa en Paz Querido Luis Altamirano.
Cristian Riffo Morales – Director Ovnivisión Chile
Fotografía: Gentileza NOUFA Chile.