En ese sentido, la educadora recomienda a las familias promover el desarrollo integral de los aprendizajes de los niños, a partir de cuatro áreas importantes, como:
Cada párvulo se enfrentará a una gran diversidad de emociones, como alegría, tristeza, ansiedad, tranquilidad, inquietud, confianza o inseguridad, lo que sin duda requiere de un adulto significativo presente, capaz de acoger y contener, demostrando comprender la importancia del aquí y el ahora.
“No pensar tanto en lo que no han aprendido los niños durante la jornada, sino en que estamos aquí, que están contentos, explorando, descubriendo, compartiendo un cuento, un juego o una melodía, ya sea se encuentren en casa o en el jardín”, enfatiza Valdés.
“Cada espacio por pequeño que sea ofrece posibilidades potenciales de aprendizajes; en lo posible disponer algunos materiales de enseñanza de manera accesible, facilitando la libre exploración, considerando elementos de su propia cultura en la ambientación, integrando recursos naturales disponibles en el sector, generando pertinencia y vínculo con su entorno inmediato”, Recomienda.
Los adultos significativos, ya sean las familias o educadores deben aprender en este contexto tan desafiante, sobre la importancia de la lectura temprana en cortos momentos, generando oportunidades entretenidas, gozosas, lúdicas, atractivas, simples y cotidianas.
“Incorporar durante el día un relato, fotos o láminas, generarán aprendizajes significativos y trascendentes por su gran componente afectivo, pueden surgir propuestas cargadas de intencionalidad, o sensibilidad creativa, en donde además esté siempre presente la cercanía y la amabilidad. También surge la importancia de aprender más de tecnología y de educación emocional, por cuanto el mundo digital es altamente atractivo, pero requiere de procesos de mediación para evitar la dependencia”, aseveró.
Si las condiciones sanitarias lo permiten, Valdés invita a los padres a realizar pequeños paseos o excursiones a lugares donde los niños se contacten con la naturaleza y pueden vivir experiencias que les permita descubrir nuevos aromas, colores o formas.
“El contacto con el medio ambiente, las flores, ramas, hojas, piedras, caracolas, plantas, etc., permitirán que los párvulos formulen preguntas y reciban respuestas, que promuevan el interés por aprender, por descubrir, conocer y respetar el mundo natural” concluyó.