Cuando nos enfrentamos a episodios de estrés o ansiedad, es común que intentemos disminuir o esconder la sensación negativa de este estado anímico mediante la ingesta de cierto tipo de alimentos que nos generan placer y recompensa, generalmente poco saludables. Sin embargo, una buena alimentación puede ser nuestra gran aliada a la hora de cuidar nuestra salud mental. Yael Toporowicz, nutricionista de Bupa Sport, nos explica por qué y cómo hacerlo.
“Algunos eligen dulces, galletas y chocolates; otros prefieren alimentos fritos y salados o incluso alguna fruta. Pero lo importante de entender es que será una solución parche, ya que nos sentimos bien por un corto periodo de tiempo después de comer dicho alimento, pero luego nos vuelve invadir la sensación desagradable y podemos entrar en un círculo vicioso”, señala la especialista.
Yael explica que, para evitar esto, una dieta debiera ser lo más balanceada posible, incluyendo de todos los grupos de alimentos de acuerdo al requerimiento personal, con el objetivo de cumplir con el aporte tanto de energía como el resto de los nutrientes necesarios para el funcionamiento del cuerpo.
“Mi recomendación es buscar técnicas que nos ayuden a manejar el estrés (puede ser ejercicio, paseos al aire libre, meditación, entre tantos otros) y si luego de realizar estas actividades aún necesito imperiosamente ese cuadradito de chocolate, comerlo de forma consciente y en una porción adecuada, para luego continuar con los hábitos de alimentación saludable”, dice la nutricionista.
Asimismo, Yael explica que sería importante incluir versiones saludables de los alimentos favoritos de cada uno. “Por ejemplo, si una persona come papas fritas de bolsa cada vez que está estresada, cambiarlas por una versión casera de papas en bastones preparadas al horno, y cuidar la porción, con el objetivo de no sentir la restricción, pero mantener el equilibrio de la alimentación”, sugiere la experta de Bupa Sport.
Colaciones
Hacer varias colaciones al día también puede ser una buena estrategia para evitar tener malos hábitos alimenticios. “Por ejemplo, si soy una persona ansiosa y necesito comer varias veces al día, es mejor incluir colaciones saludables entre las comidas principales que se ajusten a mis necesidades y así no pasar largas horas de ayuno que me producirán aún más ansiedad y deseos de comer. Lo importante es reconocer qué es más cómodo para mí y recibir asesoría nutricional para saber si puedo hacer algún tipo de mejora”, añade Yael Toporowicz.
Desde la niñez
Ahora, si nos preguntamos cuándo es importante inculcar estos hábitos, Yael explica que lo ideal es cuidarlos desde la niñez, enseñando y educando respecto del manejo de emociones y alimentación desde la etapa de crecimiento. “Cuando intentamos hacer estos cambios a los 40 años o más, puede ser más difícil, ya que llevamos toda una vida con el mismo tipo de conducta, por lo tanto cambiarlas puede significar un trabajo de varios meses y constancia. Aquí es importante ser compasivos y flexibles, incorporando pequeños cambios de a poco y celebrar nuestros logros”, asegura.