Gabriela Pinto nació en tierras elquinas, al igual que nuestra gran poetisa nacional que ha hecho brillar ese mismo nombre. Pese a estar retirada hace ya algunos años, comparte su pasión por ayudar a otros hasta el día de hoy. Gabriela nació en una familia muy numerosa y sólo meses antes del Golpe de Estado de 1973, comenzó a estudiar enfermería en la, en ese entonces, sede de La Serena de la Universidad de Chile. En una compleja época para el país, su vida también cambió y finalmente, se tituló en el año 1978.
“En esos tiempos, éramos muy bienvenidas en los hospitales, que siempre estaban muy escasos de recursos y de personal, así que trabajamos fuertemente, haciendo desde el aseo, o bañando pacientes, hasta estando a cargo de servicios clínicos o incluso, de hospitales regionales. Nos preparaban para todo y también para ser líderes de los equipos de salud”, relató.
Años más tarde, migró al sur del país para trabajar en el Hospital de Rengo y luego, trabajó en el Servicio de Pediatría de Rancagua, donde comenzó su especialización en enfermería intensiva. Fiel a su tierra, Gabriela decidió volver a su querida región para trabajar en Coquimbo y finalmente, llegar a la Unidad de Paciente Crítico del Hospital de La Serena en 2004, impulsando en equipo importantes proyectos para el establecimiento, como la Unidad de Coronaria.
Por más de una década, Gabriela entregó todo de sí misma para cuidar a sus pacientes en hospital de la capital regional. Hoy, repasando sus 44 años de trayectoria, recuerda que en sus comienzos, “quedaba de turno una sola enfermera para todo un piso del hospital en la noche. Cuando comencé a trabajar, durante mis prácticas, lo hice en un recinto de provincia de un país lejano y pobre, entonces los adelantos técnicos se demoraban mucho tiempo en llegar. No existía el material desechable, usábamos jeringa de vidrio y las afilábamos en una piedrita. Lentamente, empezó a llegar más tecnología, sobre todo con la aparición del VIH, una pandemia que vimos nacer, y luego, en general, hubo más conciencia sobre la importancia de invertir en los hospitales y en salud”.
“Recordar un buen momento es sentirse feliz de nuevo”, versaba Gabriela Mistral, y así mismo se siente hoy esta admirable profesional de la salud cuando piensa en la mística de su formación como enfermera y el sello característico de quienes llevaban con orgullo la misión de cuidar a otros, desempeñándola como un arte, vistiendo de punta en blanco de pies a cabeza y luciendo su inconfundible toca.
Pese al paso el tiempo, Gabriela sigue avanzando hacia el futuro con la misma fortaleza de antaño y su entrega y amor por cambiar, mejorar y salvar la vida de las personas trasciende a través de las nuevas generaciones, porque según señala, seguirá siendo enfermera de corazón hasta sus últimos días.
Hospital de La Serena, el más antiguo de Chile construido en regiones:
En La Serena se construyó el primer hospital de Chile en regiones, de hecho, el recinto asistencial es el primer establecimiento de salud chileno en regiones del cual se sabe de su fundación y fue llamado Nuestra Señora de la Asunción en sus inicios. El actual edificio comenzó a construirse en 1948, siendo presidente Juan Antonio Ríos, y fue terminado durante el periodo presidencial de Gabriel González Videla e inaugurado el 7 de marzo de 1952.
La historia detrás del CDT de La Serena:
El Centro de Diagnóstico Terapéutico del Hospital de La Serena atesora más de 130 años de historia. Los orígenes de la ex cárcel de la ciudad se remontan a fines del Siglo XIX, cuando el Estado decidió cerrar un antiguo penal serenense, ubicado en la Plaza de Armas de la comuna, para comprar el nuevo predio y construir el edificio penitenciario, que funcionó hasta el 2006.
Su famoso y magnificente panóptico es el principal ícono arquitectónico del lugar. Una estructura que destaca dentro de todo el edificio, siendo fruto de un estilo de arquitectura carcelaria ideada por el filósofo Jeremy Bentham, hacia finales del Siglo XVII. Su objetivo era permitir a su guardián mantener la mirada fija para observar a cada uno de los prisioneros, recluidos en celdas construidas alrededor de la torre, sin que ellos pudieran percatarse de que estaban siendo observados. La construcción del recinto actualmente preserva el tradicional estilo neocolonial serenense y hoy en día, el CDT incluye un edificio patrimonial que conserva la historia del inmueble, ubicado justo en el límite del llamado casco histórico de la ciudad.