Con frecuencia escuchamos reflexiones tales como: “en Chile en vez de exportar cobre con valor agregado, exportamos piedras”, “en Chile las empresas mineras no le dan valor agregado al cobre que tenemos en nuestro país”, “la minería utiliza tecnología antigua y por eso es tan ineficiente”, entre otras.
Desde el punto de vista objetivo, es necesario aclarar que existen una serie de antecedentes que nos llevan a discrepar de estas opiniones, las cuales están generalmente originadas en lo poco habituado que estamos los chilenos con la principal actividad económica de nuestro país, que es la minería, indiferencia explicada en gran parte por la lejanía geográfica generada por lo extenso de nuestro territorio. Por otro lado, existe una muy baja o nula formación que se les entrega a nuestros hijos en su formación básica y media en torno a nuestra principal actividad económica, que por muchos años ha sostenido los presupuestos anuales de los diferentes gobiernos que hemos tenido en el país los últimos 100 años de nuestra historia.
En primer lugar, es necesario indicar que el porcentaje de cobre o “ley” de los yacimientos de cobre chilenos es en promedio del orden de 0,6%. Es decir, por cada 1000 kg de mineral en el yacimiento, 994 kg son de material sin valor (ganga en jerga minera) y solo 6 kg son de cobre.
El valor del cobre cuando está presente en el yacimiento mezclado con mucho material del tipo ganga es muy bajo, y haciendo un cálculo a nivel de ingeniería de perfil podemos decir que alcanzaría a lo más a 140 USD por tonelada de metal.
Entonces, para aumentar el valor del cobre que está presente en nuestros yacimientos, es estrictamente necesario extraer el mineral y llevarlo a plantas de procesamiento, las cuales permiten obtener lo que conocemos como “concentrados de cobre” que tienen leyes de 30%. Estos concentrados se pueden exportar o enviar a las fundiciones. El cobre presente en los concentrados se asocia a una cantidad mucho menor de impurezas y en este caso su valor aumenta a alrededor de 6500 USD por tonelada de metal, es decir, valor al menos 47 veces más alto que el valor del cobre cuando estaba presente en el yacimiento, un incremento sin dudas importante.
Por lo tanto, el comentario de que en Chile “exportamos piedras”, no es preciso ya que lo que se exporta son concentrados de cobre con un valor agregado para el cobre mucho mayor. Posteriormente, y gracias al trabajo que se hace en las fundiciones y refinerías de cobre, se puede llegar a un producto que es cobre de alta pureza, sobre 99,995%, cuyo valor es de 7500 USD por tonelada. Como podemos ver, el comentario de que en Chile las empresas mineras no le dan valor agregado al cobre que tenemos en nuestros yacimientos es a lo menos cuestionable, ya que la valorización de este metal aumenta al menos 53 veces.
Sin duda es posible darle más valor al metal rojo, para lo cual se requiere de inversión, desarrollo económico, estabilidad sociopolítica, desarrollo de capital humano avanzado y colaboración en temas científicos y tecnológicos.
La industria minera en la actualidad se está viendo enfrentada a desafíos muy relevantes, como las bajas en las leyes de los minerales, lo que implica procesar grandes cantidades de mineral, la escasez de agua para el procesamiento, el costo de la energía y la reducción de los impactos negativos que esta industria podría tener en el ambiente y en la sociedad. Todos estos desafíos requieren sí o sí del uso de la tecnología más avanzada del mundo, para lograr ser muy eficientes y minimizar los impactos adversos.