Los problemas cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en el país. Según datos de las Estadísticas Vitales 2019 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las enfermedades cardiovasculares representaron un 25,6% de las defunciones totales; el infarto agudo al miocardio es la de mayor frecuencia y de graves consecuencias, por lo que conocer sus síntomas y saber cómo actuar será clave para no engrosar estas estadísticas.
Paula Molina, química farmacéutica de Farmacias Ahumada, comenta que -en general- las personas piensan que los síntomas de un infarto o ataque cardiaco son los mismos siempre, pero éstos van variando, dependiendo de factores como problemas de salud de base, por ejemplo, y pueden llegar a confundirse con otras afecciones como la insuficiencia cardiaca. Lo importante es saber reconocerlos y actuar lo más rápido posible, ya que esto marcará la diferencia entre la vida y la muerte”.
No olvidemos que un infarto se produce cuando una arteria del corazón se bloquea, reduciendo o deteniendo el flujo de sangre por el organismo. La presión, el dolor y malestar en el pecho son los síntomas más comunes y que, generalmente, son asociados a un incidente de este tipo, pero no son los únicos que pueden indicar que se está cursando un infarto. “En algunos las señales se manifiestan como dolor en los brazos, los hombros y la espalda, junto con dificultad para respirar. También el dolor de estómago, náuseas y mareos, sudoración fría o fatiga severa”, menciona Molina.
Asimismo, indica que las mujeres y personas diabéticas son más propensas a sentir náuseas, mareos e indigestión que dolor en el pecho o en el brazo izquierdo o falta de aire, como pasa con los hombres. No obstante, y como lo señala la Clínica Mayo, también existen los ataques silenciosos que presentan muy pocos síntomas u otros que no se reconocen como un infarto. Las personas que los han experimentado tienden a recordar -posterior al evento-que tuvieron leves dolores musculares, síntomas asociados a una gripe o una leve indigestión.
“Sin embargo, por pocos síntomas que presente, éste sigue siendo un infarto con los peligros y consecuencias que traen. Se debe estar atento a estos síntomas y acudir a un centro asistencial lo más pronto posible, no debiendo superar los 90 minutos. El intervalo entre que el paciente comienza con éstos, llega al hospital y es intervenido para abrir la arteria tapada es clave para la sobrevida”, añade la facultativa.
¿Cómo los evitamos?
Una de las razones principales de los infartos es la alta prevalencia de factores de riesgo en la población; de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud (2017), más de 11 millones de personas viven con -al menos- una enfermedad crónica, y casi 2.5 millones con cinco o más de éstas; casi el 30% de la población mayor de 15 años presentaría hipertensión, un poco más de 12% sería diabético, el 54% presentaría sobrepeso u obesidad de peso, cerca del 30% colesterol alto y casi el 36% triglicéridos sobre los rangos fisiológicos.
“Hay algunas afecciones o hábitos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. Algunos no se pueden controlar ya que se relacionan con antecedentes familiares o envejecimiento, pero muchos otros sí pueden ser manejados por el paciente, como la obesidad, el colesterol, el tabaquismo, el control de la hipertensión y un estilo de vida saludable”, señala la farmacéutica.
También agrega que actuar sobre estos factores es clave, ya que ayudará a prevenir o retrasar la aparición de patologías cardiovasculares. “Por supuesto, mantener un estilo de vida saludable será clave, pero siempre hacemos hincapié respecto a la realización de un control médico de rutina, medir la presión arterial, los niveles de azúcar y colesterol en la sangre, ya que esto podrá ayudar a identificar a tiempo cualquier condición y el tratamiento más indicado para cada paciente”.
“Debemos recordar que una de cada tres personas con un infarto fallece antes de llegar al hospital, por lo que a pesar de que el diagnóstico y el tratamiento estén disponibles, es fundamental que la población se eduque en reconocer los síntomas claves. En agosto se celebra el Mes del Corazón y necesitamos generar conciencia y actuar a tiempo, tanto en la prevención como en la obtención de una buena calidad de vida una vez que los pacientes son diagnosticados con alguna patología coronaria”, finalizó.