Cuando pensamos en el desarrollo de las infancias, el juego y los juguetes ocupan un lugar importante y fundamental que los ayuda a conocer el mundo social, relacionarse con otras personas y tener los primeros vínculos emocionales, que van a ir más allá del entorno familiar, y que acompañarán al niño a explorar todo aquello que lo rodea, y a transformarlo día a día en un ser cada vez más independiente.
A través del juego los niños y niñas amplían distintas habilidades y potencian la formación de conceptos. Para que esto suceda, la actividad lúdica deberá estar acompañada de ciertas herramientas como los juguetes, que estarán presentes desde el nacimiento y que utilizarán como medio para ir incorporando nuevos conocimientos.
Los juguetes cumplen un rol importante y acompañan todos los procesos de cambio y desarrollo. Los beneficios principales que se alcanzan con los juguetes van desde la atención, la memoria, la resolución de problemas y asimismo el conocimiento del cuerpo, del propio y el de los demás. Permiten la libertad de acción y desarrollan también la creatividad.
Cada niño dentro de su desarrollo va atravesando diferentes etapas, y para cada una de ellas hay diferentes tipos de juguetes y categorías, ideales para cada momento del crecimiento. Si el niño aún no maneja con soltura su cuerpo, son preferibles los juegos que estimulen los sentidos y la psicomotricidad. Pero para los niños más grandes, que superan los 5 años, son efectivos los juguetes que ayudan a mejorar el equilibrio y la musculación como los patines.
Por lo general, los juguetes se encuentran divididos por rango etario buscando despertar el interés según la edad, o aquello que se espera que logren a su edad. También se encuentran diferenciados según sean educativos, didácticos, juego de roles o simbólicos, con reglas o para jugar en grupo, y aquellos que fomentan el desarrollo físico, como triciclos en la primera etapa y bicicletas niños, cuando ya son más grandes.
¿Qué se logra a través del juego?
El niño descubre el mundo por medio del juego, estimula su aprendizaje y va adquiriendo aquellos conocimientos básicos como colores, tamaños y formas. El juego facilita además la comprensión de la realidad, fomenta la imaginación y estimula la autoconfianza.
Por otra parte, potencia la comunicación y la capacidad para expresar los sentimientos, y la forma de resolver problemas de la vida cotidiana. Desarrolla habilidades motoras gruesas y finas.
Los tipos de motricidad y su importancia en el desarrollo
Existen dos tipos de motricidad que es importante comenzar a desarrollar y estimular desde la infancia: la motricidad fina y la gruesa. A través de ella, los niños irán adquiriendo habilidades para moverse, explorar el mundo y conocer a través de los cinco sentidos todo lo que los rodea, acciones que irá internalizando y que formarán su desarrollo tanto motor como cognitivo y el lenguaje.
· La coordinación de las manos
En cuanto a la motricidad fina, aquí intervienen los grupos musculares de la cara, manos y pies. Lo que importa es la coordinación entre lo que las manos tocan y lo que el ojo está observando.
Este grupo de músculos permiten abrir, cerrar y mover los ojos, realizar todos los movimientos del rostro como sonreír, mover la lengua, soplar, como así también con las manos todo lo que implica, agarrar objetos, manejar un lápiz, los cubiertos, recortar, etc.
Algunos juguetes para estimular la motricidad fina pueden ser los apilables, masas y plastilina, vestir y desvestir muñecos.
· Los movimientos más grandes
La motricidad gruesa por su parte, pone en acción a grandes grupos de músculos como los de las piernas, brazos, el tronco y la cabeza, involucrando a casi todo el cuerpo del niño. Esto hace posible, gatear, mantener el equilibrio, caminar, controlar los movimientos de la cabeza, entre los más importantes.
Para potenciar este tipo de movimientos, son muy completos los triciclos, monopatines y bicicleta para niños, a través de los cuales se ponen en acción todos los grupos de músculos.
La bicicleta niña y los triciclos que aún no tienen pedales, son una herramienta excelente para otorgarle al niño equilibrio, a medida que va tomando confianza, conociendo su cuerpo y manejándolo, se irán sumando complejidades en cada objeto que utilice para jugar.
Para ello se sumarán pedales, patinetas y patines roller, los cuales requieren de un manejo mucho más controlado de los movimientos del cuerpo y se alcanza ya a través de una práctica sostenida a partir de los 6 años en adelante.
· Los beneficios de la bicicleta en el desarrollo motor del niño
Entre los 5 y los 8 años, los niños comienzan a desarrollar otro tipo de habilidades y aparece el deporte a formar parte del juego. A nivel motor fino aprenden a hacer nudos, a atarse los cordones, dibujar copiando figuras complejas y pintar respetando los bordes y recortar figuras. A nivel motor grueso, ya pueden saltar alternando los pies, hamacarse, saltar a la soga, golpear una pelota con un objeto, utilizar patines 4 ruedas y andar en bicicleta.
Es a través del juego y en esta etapa a través del deporte, que los niños adquieren habilidades y valores, como el esfuerzo, la constancia y la paciencia entre otros. Además de introducirlos a llevar una vida más saludable.
En cuanto al uso de la bicicleta de niñas y niños, sirve como herramienta para favorecer la velocidad y la agilidad, ayuda y los invita a participar de la vida social, a conocer el entorno en el que viven, y además tiene múltiples beneficios neurofisiológicos que ayudan a liberar el estrés y aumentan la serotonina.
Además de la bicicleta, las actividades físicas realizadas en patines para niña ayudan a potenciar la coordinación y a agudizar el sentido del equilibrio, desarrolla habilidades relacionadas con la expresión corporal y el manejo del espacio.
Es a través del juego y el deporte que los niños aprenden a superar obstáculos, a establecer vínculos con los otros y compartir. Es en la primera infancia que desarrollan las competencias cognitivas, aprenden a manejar sus emociones y a relacionarse con el mundo que los rodea. Para favorecer entonces un crecimiento sano y completo, el juego debe formar parte de la vida del niño desde sus primeros días de vida.