En el mes de octubre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) conmemora el Día mundial de la Alimentación, buscando promover la sensibilización y la acción en todo el mundo para aquellos que padecen hambre, atendiendo a la necesidad de garantizar una alimentación saludable para todos. En este año 2022 el mensaje que se quiere entregar es “No dejar a nadie atrás”.
Se estima que para el año 2050, los rendimientos de los cultivos básicos podrían disminuir casi un tercio, si no hay una reducción drástica en las emisiones del co2. Si este pronóstico se cumple, entonces ¿quiénes quedarán atrás?
Posiblemente si continuamos con las mismas acciones, quienes quedarán atrás serán los que vienen. Si solo tomamos medidas para resolver la inmediatez de la escasez no lograremos proteger la alimentación de nuestros niños en su vida adulta. Los desafíos actuales en cuanto a la alimentación nos obligan a construir un mundo sostenible, pero ¿cómo podemos ser partícipes de la construcción de este mundo?
Podemos aportar con pequeños cambios a diarios, por ejemplo, tomar conciencia que el alimento que compramos, frutas, verduras, etc. ocupa distintos recursos naturales para su elaboración, desde su cultivo en la tierra, el agua, el transporte, entre otros, y lamentablemente en muchas ocasiones con una mala planificación en las compras terminamos botando muchos de estos alimentos.
Otra forma de aportar como comunidad es prefiriendo el mercado local, cuando compramos alimentos traídos de otros lugares más lejanos, agregamos dentro del uso de recursos para su distribución el transporte, los envases y todo eso aumenta la emisión de co2.
No podemos obviar la enorme responsabilidad que tienen los líderes a nivel mundial en continuar generando estrategias más respetuosas con nuestro planeta, y claramente nos deja una cierta desazón no tener la certeza qué tanta responsabilidad hay en estas decisiones, considerando que hay líderes a nivel mundial que incluso plantean que la crisis climática es solo una invención, o vemos cómo los intereses económicos de pocos se superponen al bienestar de todos. Pese a esto no podemos quedarnos esperando solo las decisiones macro como meros espectadores, sino que con pequeñas acciones podemos aportar, podemos hacernos consientes de este problema que a todos nos atañe.
Probablemente cuando vamos al supermercado vemos una variedad importante de alimentos y eso nos hace sentirnos ajenos a esta problemática, pero debemos mirar las señales del planeta, que nos están indicando que esto pudiera cambiar si no nos hacemos cargo, y ser conscientes y activos en el día a día, para que nuestras acciones no dejen a nadie atrás.
Por: Carolina Mella Ahumada, Académica Universidad Central Región de Coquimbo