Los resultados de este trabajo, serán usados en un proyecto de 3 años en el cual se estimará como se verán afectados los condrictios en el futuro frente al cambio climático en Chile, donde se estima que existen más de 100 especies
A fin de conocer los procesos macroevolutivos (procesos a gran escala que afecta a la evolución de las especies) que generaron la actual diversidad y distribución geográfica de los condrictios (quimeras, tiburones y rayas) del Neógeno (23 a 2.6 millones de años) de Europa, recientemente se desarrolló la investigación “Trayectorias de diversificación y paleobiogeografía de condrictios neógenos de Europa”.
¿Qué son los condrictios?
El estudio fue liderado por el investigador asociado del Centro Científico CEAZA, Dr. Jaime Villafaña, quien explica en primer término que los condrictios son un grupo de peces que se caracterizan morfológicamente por tener su esqueleto compuesto mayoritariamente por cartílago, al contrario de los peces que se consumen habitualmente, que tienen su esqueleto formado por hueso. “Su nombre proviene del griego antiguo ‘chondros’ (cartílago), e ‘ichthys’ (pez). Desde el punto de vista paleontológico, las vértebras, dientes y espinas de estos animales son las que se preservan habitualmente después de millones de años, restos que son utilizados para su identificación”.
El investigador añade que los condrictios tienen una gran importancia en el ambiente como estructuradores de comunidades: “al ser depredadores pueden controlar la abundancia de otras especies que consumen como parte de su dieta (peces, invertebrados). Esto demuestra la importancia de la conservación de estos, ya que su exclusión provocaría el colapso del ecosistema”.
Investigación
Para este estudio se utilizaron fósiles de una edad aproximada, de entre 23 a 2.6 millones de años, periodo de tiempo conocido como el Neógeno, precisa el Dr. Villafaña. “Para los análisis usamos los géneros de los condrictios, los cuales pueden tener al menos una especie. En total, se analizaron 102 géneros de peces cartilaginosos del Neógeno de Europa, dentro de este grupo se pueden destacar algunos extintos y otros actualmente presentes en nuestro planeta. De las extintos podemos destacar al Megalodón (Otodus megalodon), la especie de tiburón más conocida y que se estima que pudo tener una longitud máxima de 16 metros (más grande que un bus de transporte)”.
El científico comenta también que, entre las especies vivas, se puede destacar al tiburón blanco (Carcharodon carcharias) y al tiburón mako (Isurus oxyrinchus), ambas especies presentes en Chile. “Para este trabajo también se incluyeron rayas y quimeras, en las rayas podemos destacar al género Myliobatis. En Chile es muy común encontrar a la conocida raya águila chilena (Myliobatis chilensis). En el caso de las quimeras, los géneros analizados de Europa, actualmente, no se encuentran presentes en Chile, como el caso de la quimera común (Chimaera monstrosa) un pez de aguas profundas que suele ser descartado por los pescadores”.
Analizar ocurrencias
La paleobiogeografía es una disciplina científica que estudia la distribución geográfica de las especies en base a su registro fósil, aclara el Dr. Villafaña, y en este caso, se investigan las ocurrencias de las especies analizadas. “La ocurrencia es la presencia de una especie en un determinado tiempo y espacio, lo cual se evidencia por medio del registro fósil (dientes, placas dentales, espinas caudales)”, aclara.
Sobre el área que abarcó la investigación, el Dr. Villafaña menciona que a pesar de la gran diversidad de condrictios (tiburones, rayas y quimeras) en la actualidad en océanos y mares de Europa, “se desconoce cómo fue su diversidad en el pasado. Anteriormente, sólo se conocían registros específicos, pero ningún estudio había tratado de condensar todo lo que se conocía para los océanos y mares de Europa”.
El científico precisa además que, para generar la gran base de datos de registros (más de 4000 ocurrencias), se realizaron diferentes formas de colectar la información. “Por medio de revisiones bibliográficas, visitas a colecciones en museos de Europa, describiendo materiales de diferentes localidades no publicados anteriormente, y también, descargando ocurrencias provenientes de bases de datos online de acceso abierto”.
Cabe destacar que el presente estudio fue publicado recientemente en la prestigiosa revista estadounidense Paleobiology. En este trabajo también participaron los investigadores Dra. Catalina Pimiento de la Universidad de Zurich (Suiza), Dr. Jurgen Kriwet de la Universidad de Viena (Austria) y Dr. Marcelo Rivadeneira del CEAZA.
Eventos climáticos que afectaron la distribución de especies
Una vez analizados los datos, explica el Dr. Villafaña, se aprecia que los pulsos de originación (momentos en los cuales aparecen nuevas especies) coinciden con periodos en que la temperatura fue más cálida, y los pulsos de extinción (desaparición de un número de especies) coinciden con periodos de enfriamiento del planeta.
“Nuestro trabajo muestra que un 26% de los géneros de tiburones, rayas, y quimeras que existieron en el pasado de Europa están actualmente extintos; un ejemplo es el Megalodón”, comenta el investigador. “Este porcentaje es elevado en comparación a otras regiones, donde no fue más de un 13%. Esto resaltaría la importancia de los intensos eventos climáticos, oceanográficos y tectónicos que ocurrieron en el pasado de Europa sobre la distribución de este grupo de peces. A nivel regional, también se observa que grandes porcentajes, hasta un 56% de los géneros que habitaron en el pasado de Europa, actualmente, están ausentes, lo que se denomina como extinción regional”, precisa.
Finalmente, el Dr. Villafaña resalta que los resultados de este estudio pueden ayudar a comprender cómo los cambios climáticos afectan a las especies, especialmente en el mar. “Conociendo cómo se comportaron las especies de condrictios en el pasado, podríamos estimar cómo se distribuirán en un futuro frente al cambio climático. Hay que recordar que, en la actualidad, a lo largo de Chile se distribuyen más de 100 especies de condrictios y que se desconoce totalmente qué tan afectada se vería su distribución en un futuro. Esta disciplina de investigación se conoce como Paleobiología de la conservación”, puntualiza.