Este 14 de marzo se celebra el Día Internacional de las Matemáticas, ciencia que ha generado más de un dolor de cabeza, tanto en escolares como universitarios, y por qué no decirlo—en sus apoderados. Cuando sus retoños pasan de cierto nivel de curso más de algún adulto bienintencionado se ha visto en problemas, tratando de solucionar un ejercicio matemático que se resiste a ser solucionado. Y de paso generando rabia y frustración en ambas partes—y una tarea sin hacer.
Claro está que hay algunas mentes brillantes a las que se le da bien el estudio de esta asignatura, pero ¿qué pasa con quienes tienen un poco más de dificultad? ¿Es posible mejorar la habilidad para las matemáticas?
Para Felipe Marín, académico del Departamento de Matemáticas de la Universidad Andrés Bello, por supuesto que es posible mejorar en matemáticas, con práctica y una orientación adecuada por quién la enseña. “Ciertamente no existe una única receta que pueda ser aplicable de la misma forma en estudiantes todos distintos entre sí”, comenta el profesor Marín, “pero, se ha investigado que existen ciertas características comunes en los estudiantes desde donde se puede avanzar en el apoyo. Por ejemplo, en nuestra investigación hemos logrado establecer que durante el proceso de estudio aparecen emociones, las que cuando son positivas, se relacionan directamente con el rendimiento académico en la asignatura. Del mismo modo, hemos detectado relaciones positivas entre la cooperación y el rendimiento académico. Esto nos da ciertas luces a los profesores respecto a cómo poder avanzar en la enseñanza de las matemáticas”, indica Marín.
El académico recomienda a apoderados y docentes el uso de “todo lo que se quiera y se crea que pueda ser de ayuda y motivación, dando espacio a experimentar y dejar fluir sensaciones que hagan sentir comodidad, que fomenten el interés y el entusiasmo, de manera de que los estudiantes se sientan fuertes y seguros, lo que a su vez servirá para un tránsito hacia las emociones positivas”.
En esta línea, “entender que razón y emoción están conectadas, facilita la capacidad adaptativa de la persona, manifestada en sus respuestas a los problemas relacionales y a las conductas disruptivas, que determinan la posibilidad de actuar, pensar y recordar. Comprender que se puede transitar hacia un encuentro amable y amistoso, desde la cooperación entre quienes participan en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pueden ser insumos que fortalezcan las estrategias que se utilicen para el estudio de una asignatura matemática”, reflexiona el académico y candidato a doctor en Educación.
A continuación, el profesor Felipe Marín deja sus principales recomendaciones para sacarle el jugo al estudio de matemáticas y evitar malos ratos.
3 consejos para estudiar matemáticas
- Pienso que es super bueno tener un cuaderno de ejercicios, de manera de ¡practicar y practicar! Recuerdo un profesor en la universidad que me dijo “no borre, raye”. Tal cual, es bueno rayar sobre los cálculos que están malos. Con el tiempo entendí que, al dejarlos en mi cuaderno de ejercicios, podía darme cuenta de los errores y luego no cometerlos. Entonces, es ideal tener un cuaderno solo para ejercicios, y, por cierto, ¡practicar y practicar!
- Siempre le recomiendo a mis estudiantes que hagan mapas conceptuales o, más específicamente, formularios, pero construidos por ellos mismos, donde escriban las fórmulas o ecuaciones que estén estudiando, y que jueguen con los colores. La idea es que fluya la imaginación, de manera que recordar la ecuación de una recta, de una circunferencia, hasta una derivada o una integral, tenga un sentido estético y una relación con colores según los gustos de cada uno. ¡Estudiar una asignatura de matemática por supuesto que debe ser algo entretenido!
- Por último, perdámosle el miedo al “cuco” de las matemáticas para que podamos ver que, ¡están presente en todas partes! Pensemos en el álbum Lateralus del grupo estadounidenses TOOL, liderado por James Maynard. Este es un trabajo artístico basado en la secuencia de Fibonacci, en la que aparece con fuerza el número irracional phi, número que también está presente en El Partenón, en la Catedral de Bagdad, en la Catedral de Notre Dame, entre muchas otras manifestaciones artísticas. Si nos detenemos un poco más en la música, Tony Iommi en el inicio del álbum homónimo de Black Sabbath, muestra una secuencia formada por un Fa sostenido, su octava y luego un Do. Se trata de una perfecta disonancia llamada tritono, formada por notas donde una de ellas es equidistante de las otras; una suerte de punto medio respecto de las octavas. Entonces, ¡la asignatura que estamos estudiando, está en todos lados!
