La agricultura en la Región de Coquimbo es una actividad económica relevante, que durante los últimos años ha sido golpeada por la falta de agua, con el consiguiente aumento de costos y mercados cada vez más exigentes. En este marco, el estudio ha levantado información relevante respecto a las oportunidades para avanzar en una estrategia activa para la atracción de inversión de triple impacto (social, económica y ambiental), que fomente la participación de nuevos actores del ecosistema de emprendimiento en la económica regional, haciéndola más inclusiva y más dinámica.
La Gobernadora Regional, Krist Naranjo, indicó que “a través de este estudio logramos identificar el perfil de la región para la atracción de inversión estratégica, y así construir una oferta de valor que priorizó energías renovables no convencionales. Abordó los servicios tecnológicos especializados, los alimentos de alto valor y el turismo de intereses especiales para posteriormente generar una cartera de oportunidades territoriales priorizadas para las tres provincias, con una estructura para la atracción de nuevos proyectos sostenibles que facilite el asentamiento de inversión nacional y extranjera”.
En esta lógica, el estudio logró caracterizar oportunidades presentes en la revalorización de residuos orgánicos generados por la agro industria, mediante la inclusión de alternativas tecnológicas (dependiendo del tipo de cultivo), lo que permitiría revalorizar hasta un total de 83.830 toneladas de residuos orgánicos por año en la Región de Coquimbo. Si bien existen diferencias respecto al volumen de residuos orgánicos generados por cada rubro, la propuesta técnica estimativa de revalorización permitiría superar en 120 veces a los ingresos que se generarían mediante la producción de compost, una de las alternativas de economía circular más comunes en la industria.
Mediante la caracterización se identificó la potencial generación de productos con alto valor agregado demandados a nivel mundial, tan diversos como carbones activados, aceites esenciales, alimentos para caprinos, jugos altos en vitaminas, conservas, aceites para cocina, harinas altas en fibra y sin gluten, mantequillas y biocombustibles, entre otros. El estudio considera algunos productos con una oferta muy acotada, lo que explicaría sus altos precios (harina de orujo y brócoli en polvo)
Daniela Norambuena, Gerente de la Sociedad Agrícola del norte, señaló que este estudio “da las directrices de cómo tenemos que ver hoy en día a la agricultura. Hay descartes con los que se pueden elaborar nuevos productos que a nivel nacional e internacional se podrían comercializar, y debemos generar alianzas productiva que diversifiquen la canasta agroalimentaria de la región”. Por su parte, Óscar Andrade, jefe de innovación y desarrollo sostenible de pisquera Mal Paso, agregó que “lo bueno de este estudio es que trae mucha estadística que nos permitirá tomar decisiones, y en el fondo tomar un rumbo. El camino de la asociatividad es el correcto, y desde ahí se pueden tomar decisiones de financiamiento que nos beneficien a todos”.
Respecto a la utilidad que tiene este estudio para distintos rubros, Álex Cortés, Gerente de la Junta de Vigilancia del Río Elqui, indicó que “como organización albergamos a un grupo importante de agricultores y será muy útil bajar esta información a ellos, y así ir buscando los recursos que sean necesarios para poder implementar alguna de estas ideas que nos plantearon a través de este estudio”.
Dado el contexto económico actual de la agricultura y la opinión expresada por las personas encuestadas, es probable que se generen nuevos negocios basados en economía circular que implique la entrada de nuevos actores privados al desarrollo de estas alternativas de negocio, con modelos asociativos entre empresas agrícolas, emprendimientos-innovadores, inversionistas, sector público y la academia.