Como cada año el 7 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Salud, instancia en la que más allá de reflexionar entre quienes trabajamos en el área, debemos aprovechar la oportunidad y la voz que se nos ha dado, para concientizar e informar sobre enfermedades que hasta el día de hoy son desconocidas, silenciosas y que se pueden detonar por algo tan común en nuestra sociedad actual como lo es el estrés.
Un reflejo de ello es el resultado del estudio People at Work 2022: A Global Workforce View del ADP® Research Institute, el cual reflejó que el 67 % de los trabajadores dice que experimenta estrés en el trabajo al menos una vez a la semana.
Tras la encuesta realizada a los trabajadores chilenos, al ser consultados con qué frecuencia experimentan estrés, un 27% afirmó que de 2 a 3 veces por semana, seguido de un 15% que afirma sentirse estresado todos los días. Siendo los hombres quienes con un 27%, experimentan un mayor nivel de estrés.
El estrés hoy es el causante de múltiples enfermedades, pero también el detonante de otras, que siendo de origen genético, pueden mantenerse ocultas e inactivas, en personas que pueden, en sus vidas, controlar este factor.
En esta línea es que quiero destacar la enfermedad del Lipedema, patología que ha existido desde siglos, pero recién desde el 2018 es considerada como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud. El no reconocer esta afección ha desembocado en un desconocimiento en quienes la padecen, incluso llevándolos a confundirla con otras patologías como la obesidad, y recibiendo un tratamiento erróneo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Lipedema? ¿Cómo puede algo tan común como el estrés desencadenar esta patología? El Lipedema se conoce como una enfermedad inflamatoria que afecta a todo nuestro cuerpo, que va progresando con el tiempo y que ataca principalmente a mujeres, ya que en ellas se expresa de forma genética, mientras que los hombres lo pueden adquirir en el tiempo, por lo que los pacientes masculinos son menos. Otra de las características de esta patología es que en su diagnóstico suele confundirse con otras enfermedades como la obesidad, por lo que las pacientes viven años haciendo diferentes dietas que finalmente no las ayudan a mejorar, por el contrario, pueden enfermar más e incluso afectar su salud mental ¿Cómo debe ser experimentar por años una enfermedad de la que no parecemos recuperarnos nunca?
Es precisamente la salud mental otro de los factores claves en el desarrollo del Lipedema, ya que dentro de los factores que hemos identificado lo puede desencadenar están los altos niveles de Cortisol, hormona que generalmente se asocia al estrés, y en una sociedad tan acelerada como la nuestra, donde la salud mental aún no logra posicionarse como corresponde, el estrés en los pacientes es pan de cada día. Ejemplos de esto he visto en mis pacientes. Hubo un caso de gemelas idénticas y con la misma composición genética, pero diferentes ritmos de vida. Mientras la que vivía sin estrés no sufre de esta patología, la segunda que vive estresada y que presentó altos niveles de cortisol, sí desarrolló Lipedema.
Las pacientes que viven con Lipedema sufren una inflamación de sus extremidades, lo que provoca un dolor constante ya sea en reposo o al caminar, también experimentan un alza en su peso, y problemas con su salud mental, esto último convirtiéndose en un círculo vicioso que las puede enfermar más.
Hoy quiero visibilizar esta enfermedad, y a sus pacientes y en este día de la Salud, mostrarles que a un “traidor”, ese que nos acompaña como parte de nuestra vida y que luego nos engaña para enfermarnos: El estrés.
Por: Ledda Pérez, fisioterapeuta experta en Lipedema.