Con la llegada de las grandes cadenas de supermercados en todas las regiones del país han comenzada a desaparecen los llamados almacenes de barrio. Aquellos negocios en que vendían el arroz por gramos, el aceite por cuarto y que tenían en sus repisas desde virutillas, pasando por las tradicionales maquinas de afeitar hasta llegar a las aspirinas sueltas y las agujas.
Uno de estos almacenes se encuentra ubicado en la esquina de calle Brasil e Infante. Tiene 60 años de existencia y el próximo mes de junio cerrará definitivamente sus puertas. Este recinto es atendido por la señora Elvira Vargas Portilla, quien tienen 91 años y es hija del héroe del combate de Iquique y ultimo sobreviviente de la Esmeralda Wenceslao Vargas.
Para realizar un reconocimiento por su importante rol social, productivo y cultural que ha cumplido durante todos estos años, ayer llegó hasta el almacén de la señora Elvira, el alcalde de La Serena Roberto Jacob.
“Creo que acá hay varias cosas, primero el reconocimiento a la hija de Wenceslao Vargas, que fue un héroe nuestro, además un negocio que esta cumpliendo 60 años y que está pronto a cerrarse. Sin duda que los vecinos la van a echar mucho de menos, este un justo reconocimiento porque ella es un patrimonio viviente. Los almacenes de barrio casi no quedan y los que se han mantenido por mucho tiempo tienen un tremendo prestigio y creo que son una tremenda necesidad porque la gente aquí encuentra de todo. Creo que es un privilegio venir a comprar aquí donde te atiende la hija de Wenceslao Vargas”, dijo el edil.
RECONOCIMIENTO
En la oportunidad se le entregó un galvano en el que se muestra un dibujo con el frontis del almacén de barrio y una leyenda que dice “en reconocimiento a su contribución al patrimonio de nuestra comuna y por ser un patrimonio humano vivo que nos permite conocer más de nuestra historia”.
La señora Elvira Vargas agradeció el reconocimiento por parte del edil de La Serena. “Me siento feliz y le doy las gracias por acordarse de mí. ¿Los clientes? Mucha gente tiene sus historias, sus malos ratos pero vienen a contarla acá y se tranquilizan”, dijo.
El pasado 21 de mayo, LA REGIÓN, publicó un artículo donde la propia señora Elvira recordaba a su padre. “Mi padre era un hombre muy recto y severo a veces. Tenía un buen pasar. Cuando llegó a La Serena, se dedicó a vender carbón, leña y pescado frito. Después que lo ascendieron de grado en la Armada, comenzó a recibir un mejor sueldo. Le gustaba mucho leer la prensa. Todos los días compraba el diario y tenía también bastantes amigos”, dijo.
También recordó la visión que tenia su padre del Capitán Arturo Prat. “Mi padre me decía que Prat era un caballero y había sido un muy buen capitán, y recordaba que antes del combate se preocupó de que toda la tripulación hubiese desayunado. Eso es algo que mi padre siempre destacaba”, afirmó.