Personal de Sernapesca Coquimbo trabajó la jornada de este jueves en la toma de muestras de tejidos y la inspección ocular del cetáceo que varó muerto en Punta de Choros y que preliminarmente correspondería a una ballena fin o rorcual (Balaenoptera physalus). Es el segundo cetáceo que vara este año en la región, luego que otro ejemplar apareciera muerto en la costa durante el verano.
El espécimen fue avistado por lugareños quienes dieron aviso de su varamiento. Si bien en un primer momento se creyó que el animal podía haber sido afectado por las marejadas que lo arrastraron hasta un complejo sector de roqueríos, lo cierto es que durante la inspección ocular del equipo de Sernapesca se pudo determinar que la data de muerte superaba los siete días, como explicó Gerardo Cerda, biólogo marino y encargado de Gestión Ambiental de Sernapesca Coquimbo, quien precisó además que la especie correspondería a un ejemplar joven de unos 20 metros.
“Nos llamaron de Punta de Choros avisando del varamiento de una ballena que en un principio nos dijeron que era jorobada. La gente tenía la suposición de que la ballena estaba viva cuando estaba varando pero esta con un nivel de descomposición atribuible a poco más de una semana así que cuando varó estaba definitivamente muerta. Por lo mismo es un poco difícil poder determinar la especie, me da la impresión por las carcateristicas que es una ballena fin pero acabamos de tomar unas muestras de tejido para ser enviada a laboratorio y a través de análisis genético podamos determina la especie a la que corresponde”, sostuvo.
El profesional añadió respecto a las causas de muerte, que es poco probable su determinación y que las muestras servirán principalmente para determinar su especie y parentesco familiar con otros grupos de cetáceos que recorren esta costa. Sin embargo, el profesional precisó, que “no se le ven ni cortes, ni golpes, ni ninguna herida que uno pudiese asumir que fue la causa de muerte pensando, por ejemplo, en el supuesto de una colisión con una embarcación mayor”.
Las ballenas fin es común que entre noviembre y abril lleguen a la zona para alimentarse, e incluso investigaciones de la Universidad de Valparaíso dan cuenta de que varios ejemplares van y vuelven a esta misma zona cada año. Asimismo, pescadores de la zona cuentan con registros que confirman la presencia de esta especie en el área hasta este período del año, pero con menos frecuencia de avistamiento.
El año 2015 se registraron cinco varamientos en la costa de la región, cuatro de ellos cachalotes y un ejemplar de ballena fin, donde ninguno de los casos evidenció acción humana en sus muertes.