A las 14:30 horas del jueves 5 de agosto de 2010, 33 mineros quedaron atrapados a 720 metros de profundidad en la Mina San José ubicada al noroeste de la ciudad de Copiapó. Es decir, en un día como hoy hace exactamente seis años se inicio una historia que se prolongó durante 69 días y que gracias al trabajo de una serie de profesionales pudo tener un final feliz. Hablamos con Alejandro Pino Uribe, quien participó de todo el proceso de rescata como gerente de la Asociación Chilena de Seguridad y con el seremi de Minería, Igor Díaz.
Las labores de rescate comenzaron el mismo día por la noche y 17 días después, es decir, el 22 de agosto los mineros fueron encontrados con vida tras un proceso de perforaciones en varios puntos de manera simultánea.
“La tarea de la Asociación Chilena de Seguridad, una vez despejamos nuestras responsabilidades en el tema, fue encargarnos de todo lo que tenía que ver con la salud, alimentación , psicología, prevención de riesgo y logística en general. A mi me designaron como líder de ese equipo, reportando al Ministro de Salud. Los mineros fueron encontrados bien y desde el punto de vista médico, teníamos que asegurarnos de las patologías que tenían los mineros, bipolaridad, hipertensos, insulino resistentes, algunas patologías pulmonares, reumáticas, en fin. Ya tenían 17 días sin atención médica, mal alimentados, la mayoría bajó en promedio entre nueve y diez kilos. Estaban tomado agua industrial, que se usaban en las perforadoras y se alimentaba de una cuchara de agua y atún cada 48 horas. Tenían mucho calor y humedad. El problema ahí fue que no sabíamos cuanto tiempo iban a pasar allí”, recordó a Alejandro Pino Uribe.
El ejecutivo quien tuvo la posibilidad de estar en contacto con los mineros durante todo el tiempo que estuvieron en el refugio, recordó los momento más traumáticos que vivieron estos 33 hombres antes de ser encontrados.
“Me contaban que la gran desesperación que ellos tenían es que en la caja de la mina, todo el murallón del lado y el techo, escuchaban pasar las perforadoras, ponían la mano y sentían la vibración. Adentro el ruido se sentía amplificado. Pasan cuatro en banda y ellos sabían muy bien lo vale un perforadora y llegar desde arriba hasta donde ellos estaban significado entre uno y dos millones de dólares en gastos, lo que vale el metro lineal de perforación. Y ellos no sabían que aquí se había involucrado el Gobierno y pensaban que era la compañía minera la que había contratado unas perforadoras, y sabían que estaba en escuálida situación económica y en algún momento pensaron que los iban a buscar más. Mario Sepúlveda me dijo que pensaron que en algún momento lo iban a declarar un cerro natural y los iban a dejar ahí”, recordó Pino.
Finalmente, el 13 de octubre, se inició el rescate de los 33 mineros. Uno a uno todos ellos fueron sacados desde el interior de la mina. Toda la operación tuvo un costo de entre 10-20 millones de dólares, un tercio de la cual fue financiada por donación de privados y el resto por el Estado de Chile y Codelco.
SEGURIDAD MINERA
El accidente de la Mina San José marcó un precedente en lo que respecta a seguridad en la minería de nuestro país, en especial con la pequeña minería. Si bien la industria es sino una de las más seguras, la tarea no está cumplida hasta que tengamos cero accidentalidad.
“Sernageomin ha aumentado la cantidad de inspectores y de fiscalizaciones, pero en especial en la calidad, donde le han dado un sentido más orientador. Según el Balance Nacional de Accidentes Mineros de 2015, existe un record histórico de baja en la cantidad de accidentes con resultados fatales, con 16 personas en un año (25 personas es el registro más bajo), esto nos da una señal que tanto las instituciones, como las empresas y trabajadores se han comprometido en esta labor en relevar la seguridad al primer lugar”, indicó el seremi de Minería, Igor Díaz.
La autoridad indicó además, que pese a lo anterior, aún queda trabajo por hacer y “si bien las medianas y grandes empresas mineras hoy cuentan con recursos para orientar esta tarea, nuestra labor es apoyar a los pequeños mineros, pues entre los años 2010- 2015 nos encontramos en el tercer lugar con mayor accidentabilidad (39), superado por Antofagasta (41) y Copiapó (41)”.
El seremi de Minería, dijo también que “a nivel regional hemos impulsado iniciativas que apoyen al pequeño minero dentro de su realidad, generando programas FNDR como el “Mineros de Ley III” aprobado por el CORE, que tiene entre sus objetivos regularizar las faenas de los pequeños mineros, para que cuenten con los permisos y normativas de seguridad necesarias, así como también el entregar capacitaciones para concientizarlos y crear una cultura respecto a la importancia ejecutar de manera adecuada cada proceso productivo que desarrollan”.