Las cifras oficiales hablan de miles de accidentes cada año, en los cuales se ven involucrados tanto estudiantes como docentes a nivel nacional. Por ello, el tema de la entrada a clases es preocupante, ya que involucra a un gran universo de personas, considerando a todos los que conforman la red educacional, que incluye no solo a estudiantes, sino también a docentes y equipos de apoyo técnico como inspectores, auxiliares, psicopedagogos y bibliotecarios, entre otros, que se desempeñan en salas cuna, jardines infantiles, enseñanza básica y media, y educación superior.
“Si sumamos el grupo humano total de este rubro, podemos predecir que la exposición a situaciones de peligro es bastante alta, debido a la interacción entre las partes mencionadas, más las condiciones particulares de cada reciento educacional, lo que puede generar como resultado lesiones físicas importantes si no se toman las medidas preventivas necesarias para evitarlas”, plantea el docente de la carrera de Técnico en Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico, Sergio Castillo.
El profesional –quien además es funcionario de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS)– señala que en el 2016 se registraban 715.578 niños dentro de la educación parvularia, incluyendo JUNJI y Fundación Integra; 158.138 alumnos en la educación especial; 2.001.729 en educación básica y 938.936 en educación media. Si a ello se suman los docentes registrados, se alcanza un número total de 4.238.031 alumnos y docentes.
En este contexto, las posibilidades de accidentes son grandes. “Según datos de la Superintendencia de Educación, el año 2015 hubo 117 denuncias por accidentes escolares en la Región Metropolitana, con un total de 317 a nivel nacional. Y de acuerdo a cifras de la ACHS, durante el 2015 en el sector de educación se produjeron 11.810 accidentes protagonizados por profesores y trabajadores del rubro, cifra que se incrementa cada año de manera exponencial”, advierte Castillo.
Pero, ¿cuáles son las principales causas de estos accidentes? “Las principales causas son golpes y caídas con un 54% y un 14% debido a sobreesfuerzos. Las partes del cuerpo más afectadas son las extremidades inferiores y superiores, mientras que los principales diagnósticos son esguinces y contusiones. Los accidentes que ocurren dentro de los recintos están divididos principalmente en un 44% en las horas de recreo, 30% durante las clases de educación física y un 12% en las salas de clases”, indica el profesor de Técnico en Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico.
Entrando al detalle, el experto indica que dentro de las principales causas que originan los accidentes están: correr en escaleras y pasillos, pelotazos a nivel de la cabeza y tórax, caída del mismo nivel por pisos húmedos, cortes y golpes con materiales (mesas, puertas, sillas, laboratorios), proyección de partículas a nivel de los ojos, carga de elementos pesados de manera inadecuada (cajas y mochilas), y atropellos y colisiones en el trayecto de ida y regreso al centro educacional.
¿Cómo prevenir?
Sergio Castillo indica que dentro de esta realidad, un ítem relevante es la prevención, especialmente si estamos iniciando el año escolar. “Para evitar estos incidentes durante este periodo, se generan múltiples campañas lideradas por las mutualidades, municipalidades, corporaciones y colegios de manera particular, las cuales entregan medidas básicas para mejorar principalmente las conductas inseguras de alumnos y docentes”, comenta.
En esa línea está la campaña que lanzó la ACHS para sus empresas del sector educación, a fin de poder disminuir las cifras de accidentes escolares. “Se denomina ‘SACATE UN 7’ y tiene como objetivo hacer parte al cuerpo directivo y docente de cada establecimiento, pero involucrando principalmente a los apoderados y alumnos con consejos útiles para evitar lesiones en sus hijos. Ello, porque incentivar el concepto de prevención en los alumnos desde la base educacional es el pilar fundamental de toda acción preventiva en los colegios, ya que es a esta edad cuando se adquieren las principales conductas que definirán la personalidad y responsabilidad de cada futuro trabajador de nuestro país”, acota.
Como principales ejemplos de los consejos preventivos, el docente de Técnico en Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico, Sergio Castillo, menciona los siguientes:
Alumnos
- No correr dentro del aula o pasillos de la escuela.
- No empujar a sus compañeros, sobre todo cerca de las escaleras.
- Evitar los juegos violentos.
- No llevar fósforos o encendedores a las escuelas.
- No llevar corta cartón para sacar punta a los lápices.
- No subir o bajar las escaleras de a dos o más escalones.
- No leer o ver el celular mientras se camina, o cuando se suben o bajan las escaleras.
- No pararse sobre los pupitres, sillas o escritorios.
- No abrir las puertas bruscamente.
- Evitar salir corriendo de la escuela.
- No aventarse el borrador u otros objetos.
Adultos y docentes
- Revisar periódicamente las instalaciones y señalar con letreros los lugares peligrosos, tomando las precauciones necesarias.
- No dejar al alcance de los niños objetos peligrosos como piedras, tijeras, cuchillos y desarmadores.
- Revisar frecuentemente las instalaciones eléctricas.
- Realizar los trabajos de mantenimiento de la escuela en época de vacaciones.
- Fijar los pizarrones o estantes.
- Mantener en un lugar seguro los instrumentos de laboratorio.