El historiador Raúl Campos, nos cuenta cómo se enfrentaron los habitantes de la ciudad de La Serena al eclipse de Sol registrado el 9 de junio de 1592.
La capital de la Región de Coquimbo era muy distinta a la que conocemos hoy, sin embargo, la impresión de sus ciudadanos de este fenómeno astronómico debe haber sido muy similar a la que podemos tener en la actualidad. “En esos años es posible que este fenómeno haya sido una sorpresa, debido a que la precisión de estos acontecimientos estelares la encontramos en el siglo XX, donde ya sabemos con exactitud, por ejemplo, que en un año más se va a producirse este eclipse. Los pueblos originarios de América manejaban la información suficiente para poder predecir estos fenómenos, básicamente porque ellos eran más astronómicos que los europeos de la época, entonces casi todos sus ciclos, que en Europa estaba marcados por la iglesia y los tiempos litúrgicos, en el caso de América estaban marcados por los tiempos astronómicos. Ellos tenían más sensibilidad a este tipo de fenómenos”, señala Campos.
El experto también afirma que “los pueblos originarios buscan los eclipses, entiéndase el mundo Inca, ha logrado documentar estos fenómenos de Luna, los de Sol son más peculiares. Estos fenómenos también marcaban los tiempos de reunión, en el mundo de la cultura Molle, Ánima, cuando aparece cierta estrella o un planeta, ellos entendían que era un tiempo para reunirse. Es decir, los pueblos originarios tenían más sensibilidad a los eclipses que los españoles”.
“En esos años es posible que este fenómeno haya sido una sorpresa, debido a que la precisión de estos acontecimientos estelares la encontramos en el siglo XX”
Pero cómo era La Serena hace 472 años, cuando uno de estos fenómenos oscureció la Tierra. “La primera ciudad de La Serena nace desde el entorno de la Iglesia Santa Inés y de ahí comienza a ocupar lentamente los espacios del contorno de la Plaza de Armas y a partir de 1552, una vez que se ha refundado en este sector (donde se encuentra actualmente) empieza la construcción de la iglesia, por lo tanto, los edificios que nosotros tenemos de mayor altura van a ser la casa de gobernador, en este caso del Corregidor que para aquella época vendrían a ser los descendiente de Francisco de Aguirre, la iglesia matriz y los principales solares que son los vecinos, por lo tanto estamos hablando de una Serena que no vendría tener más de 50 quinchos o casas el contorno de la plaza y quizás otro grupo alejados en lo que podría ser el cerro Santa Lucia u otro en el sector de Santa Inés. Entonces es una ciudad un poco rústica de poco avance y con unos 200 vecinos españoles, y los indígenas ya reducidos hace unos 40 años en el proceso de mestizaje”, afirmó el historiador Raúl Campos.
“Los pueblos originarios tenían más sensibilidad a los eclipses que los españoles”.
El experto afirma que no existen antecedentes claros que puedan entregar detalles sobre que ocurrió esa tarde de 1592. “No sabemos mucho del paso de este eclipse por La Serena debido a que los Archivos del Cabildo fueron destruidos en 1680, entonces se desconoce que tipo de registros los vecinos pueden haber dejado”, dijo.
Pero ¿Es posible que se haya conocido previamente de la ocurrencia de este fenómeno astronómico?
“Hay vecinos de esa época que no ejercían labores de cosmógrafo, de navegación, para los cuales estos fenómenos son más bien desconocidos y pasa a lo sobrenatural y está asociados a los dioses, y por otra parte, están todos estos hijos del Renacimiento, que son todos los españoles que cruzan en Atlántico y que tiene un conocimiento un poco más acabado de estos fenómenos astronómicos y de hecho para 1570 hay otros eclipses de luna que se han registrado en Chile y el Rey de España, Felipe II, envía a sus cosmógrafos a documentar este eclipse que paso en América. Lamentablemente cuando los informes llegan a Chile le avisan que el informe llegó tarde y el eclipse ya había pasado. Pero esto nos indica que 20 años antes del eclipse, el Rey ya tenía cuidado de poder registrar y documentar este tipo de fenómenos. Los monarcas con este tipo de seguimientos podían justificar ante la iglesia que los conocimientos astronómicos demostraban que la Tierra era redonda”, finalizó Raúl Campos.