El Patrimonio constituye un legado cultural que es fuente de identidad de los pueblos.
Ponerlo en valor y preservarlo es de suma importancia, ya que el proceso de globalización en el mundo, y el desarrollo de una economía de escala universal, ha generado la necesidad cada vez mayor de resguardar los espacios de pertenencia.
El Patrimonio Arquitectónico y Urbano es especialmente importante porque constituye el entorno que guarda la memoria de la vida cotidiana y le da el sentido de pertenencia. Es lo que la reconoce en una historia y una geografía que lo sustenta.
Las características de cada ciudad se componen y estructuran de manera especial y única, constituyendo los lugares, caracterizados e identificables, que el habitante asume de modo familiar y por lo tanto, constituyen piezas claves del hábitat urbano.
Como consecuencia de los procesos globalizadores y del desarrollo de una economía de escala universal se ha generado la necesidad cada vez mayor de resguardar los espacios de pertenencia.
La ciudad de San Bartolomé de la Serena, fundada en 1544 por orden del capitán Pedro de Valdivia, y re-fundada el 26 de agosto de 1549 por don Francisco de Aguirre, corresponde a la segunda ciudad más antigua del que fuera el reino de Chile, situación que le significa ser poseedora de un patrimonio histórico y arquitectónico especialmente valioso.
Sin embargo, aunque esta situación es reconocida, actualmente muchas de sus edificaciones, incluso las denominadas Monumento Nacional, se encuentran en estado de deterioro y muchas han sido demolidas.
Se hace imprescindible entonces, tomar atención y hacer lo que sea necesario para no perder este bien cultural y material.
El reconocimiento y puesta en valor de este patrimonio es condición fundamental para su recuperación y preservación.
Por: Paz Walker Fernández – Arquitecta y Académica – Ucen Región de Coquimbo