Pandemia, virus Sincicial, Influenza, bajas temperaturas. Los ingredientes hablan de un invierno complejo, el que desde este lunes vivirá una nueva prueba de fuego. El 25 de julio regresan a sus actividades los miles de niños que disfrutaron de unas “adelantadas y extendidas” vacaciones, modificadas justamente para frenar aglomeraciones y alzas en los contagios por virus respiratorios.
La tarea, ahora, será evitar nuevos brotes y no presionar el ya agotado sistema de salud. Loreto Twele, infectóloga pediátrica y académica de Medicina de la Universidad San Sebastián llama a fortalecer el autocuidado -tanto en el colegio como en casa- y el testeo, de ser necesario. “Los menores se ven altamente afectados por los virus invernales, en especial los lactantes, quienes pueden sufrir graves cuadros a razón del Virus Sincicial (…) A simple vista, incluso, puede ser difícil diferenciar un virus de otro”, agrega la especialista
¿Qué medidas adoptar en y hacia el colegio?
- Transporte escolar: Si se comparte un transporte privado, o se utiliza el transporte público, utilizar en todo momento mascarillas y evitar- en lo posible- aglomeraciones dentro del vehículo.
- No olvidar el buen aseo de mano. El lavado constante es de alta relevancia, especialmente en lugares con alto tránsito de personas.
- Ventilación adecuada en autos y salas de clases. Los recintos donde permanecen los niños deben ser ventilados cada cierto tiempo ante la alta circulación viral
- Alimentación saludable. Una dieta rica en frutas, verduras y vitaminas permitirán tener un sistema inmune más fuerte, enfrentando de mejor modo eventuales contagios.
- Vacunas al día. Es relevante que los niños cuenten con las vacunas, tanto contra Influenza o Covid, según la edad del menor.
¿Cuándo consultar a un especialista?
“Cuando se advierta un deterioro clínico”, advierte la infectóloga. “Es decir, cuando el afectado tenga dificultad respiratoria, retracción subcostal, aleteo nasal, o cianosis, que es la coloración azul de los labios que denota falta de oxígeno en la sangre. En los lactantes, cuando hay fiebre persistente, decaimiento y falta de apetito”.