La imagen habla por sí sola. Un enorme socavón de 32 metros de diámetro y 65 metros de profundidad mantiene en alerta a la comunidad de Tierra Amarilla, en la Región de Atacama. “Es un temor que hemos tenido siempre como comunidad, el hecho de estar rodeados de yacimientos mineros y trabajos subterráneos bajo nuestra comuna”, afirmó el alcalde Cristóbal Zuñiga, quien pidió esclarecer las razones del siniestro.
El Gobierno, en tanto, instruyó al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) “realizar una revisión en terreno” para definir las causas y posibles efectos del inmenso agujero. A la luz de los vecinos -quienes temen que el socavón afecte una zona habitada y un Cesfam ubicados en las cercanías- la mano del hombre tiene influencia en el hecho. ¿Es posible?
“Caso poco común”
“Los socavones son excavaciones inducidas, debido a la perdida de terreno debajo y que se propaga a superficie. Pueden ser naturales o causados por el hombre”, advierte Rodolfo Cabezas, Ingeniero Civil Geotécnico, Doctor en Minería y académico de Ingeniería Civil de la U. San Sebastián.
“Los antecedentes que tenemos hasta el momento, en el caso de Tierra Amarilla, indican que la actividad minera podría tener incidencia”, comenta el especialista. “Cuando se hace una excavación se considera un diseño y una ejecución. Al parecer, en este caso, en una de ambas instancias tuvo un problema y la excavación se proyecta hacia la superficie. Es probable que siga expandiéndose”
¿Podría replicarse en otros puntos del país? “En general, la actividad minera está bastante normada y tampoco hay grandes formaciones geológicas naturales que puedan socavarse. Este caso es más bien poco común y poco frecuente comparado a la gran actividad minera del país”, concluye el experto.