El desarrollo de una rutina equilibrada en todas las áreas del desempeño ocupacional, productividad, ocio, descanso, tiempo libre, es sinónimo de salud. Es importante entonces que estemos alerta a cuáles son los factores que podrían influir en el desequilibrio. Uno de ellos es el cambio de hora que en nuestro país se produce dos veces al año, el que afecta nuestro ritmo circadiano, ya sea por tener una hora más o una menos en el día, pues el humano es un ser de habituación y los cambios bruscos en este sentido pueden provocar desajustes a nivel físico, psicológico y emocional.
La alteración de los horarios y rutinas de las personas puede afectar el ocio y el tiempo libre, resultando más difícil realizar actividades de esparcimiento, recreación o deportes después del trabajo o el estudio debido a la falta de luz solar. Sin embargo, también puede haber oportunidades para realizar nuevas actividades o disfrutar de diferentes experiencias debido a los cambios en las condiciones climáticas y la luz natural.
La vida familiar puede verse alterada, dificultándose la coordinación de actividades y la planificación de tiempo juntos. También puede afectar el sueño y el estado de ánimo de los integrantes de la familia, lo que puede llevar a tensiones y conflictos en las relaciones.
En cuanto a la productividad, se puede esperar alteraciones como fatiga y somnolencia durante el día, llevando a una disminución en la concentración y la capacidad de realizar tareas de manera eficiente.
Es importante adaptarse gradualmente, establecer nuevas rutinas, explorar nuevas opciones de ocio para aprovechar al máximo el tiempo libre disponible, mantener una buena comunicación y cooperación en la vida familiar, para minimizar los efectos negativos que pudiera tener el cambio de hora y aprovechar los beneficios de la luz solar en nuestras actividades diarias.
Por: Marcela Varas – Directora de Carrera Terapia Ocupacional UDLA Sede Viña del Mar